''-No puedo dejar Eilean Ros.
Mared se tragó un nudo de desesperación.
-Pero yo... yo no puedo regresar- musitó con los ojos llenos de lágrimas-. No puedo volver a ser la que era.
Payton tomó aire, como si lo hubieran herido físicamente. Dejó resbalar las manos por la cara de Mared y, con un suspiro cansino, se guardó en el bolsillo en anillo de compromiso que había comprado para ella. La perplejidad que reflejaban sus ojos era devastadora.
-Entonces no hay nada más que decir- concluyó, con en ánimo por los suelos. Levantó la vista para mirarla y Mared pudo ver cuánto sufría-. Te he amado, te he amado toda la vida, pero tengo la sensación de haber sido un estúpido...- Suspiró de nuevo y se volvió ligeramente hacia la ventana-. Pero ya no volveré a serlo, porque creo- dijo con una voz cada vez más quebrada por la emoción- que ya no podré quererte nunca más.
Si le hubiera dado una patada en la barriga, Mared habría sentido el mismo dolor. Las rodillas empezaron a fallarle, se aferró a su brazo, pero él se zafó de ella y se apartó. Payton, el hombre que siempre había estado presente en su vida, el hombre que la había adorado, que la había adulado,, que le había hecho la corte, que la había esclavizado y que la había seducido... ¿ya no volvería a quererla? Esa idea la sacudió como un mazazo.
-Por favor, no digas eso- le suplicó.
-Es demasiado tarde, Mared- dijo él cansinamente-. Todo lo que he sentido por ti todos estos años acaba de morir con tu negativa. Venga, pues, vive tu vida. No dejes nada por hacer- concluyó, dejándola allí plantada.
Mared intentó retenerlo del brazo, pero él se desembarazó de ella, abrió la puerta y salió al pasillo bañado por la luz.
Mared no volvió a verlo.''
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