viernes, 19 de junio de 2015

Fragmentos de Hechizada

``Antología (Sucedió una noche): Hechizada´´ de Mary Balogh.

''¿Qué iba a hacer? Cuando regresara arriba, ¿encontraría la habitación vacía a excepción de su maleta en mitad del piso? ¿O ella todavía estaría allí?
Tenía los sentimientos a flor de piel.
Se sentó a una mesa pequeña al lado de una ventana y ordenó jamón y huevos con patatas y pan tostado. Deliberadamente se sentó de espaldas a las escaleras. No quería verla salir. No quería sentirse responsable de ella si lo hacía.
Santo Dios, él no era en absoluto responsable de ella. Excepto por una pregunta con diez años de antigüedad que había molestado su conciencia cada uno de aquellos años, y que estaba volviendo a estorbarle otra vez.
Si ella se marchara ahora, podría desaparecer para siempre. Podría no volver a la mañana siguiente para abordar la diligencia a dondequiera que ella se dirigiera. Nunca la vería otra vez.
Su sorpresa se volvió pánico ante la idea.
Se despreció a sí mismo por sentirlo.
Había eliminado a Nora de su vida años atrás. No había sido fácil ya que ella había tenido un efecto real y permanente en ella. Su presente y su futuro serían por siempre forjados por lo que sucedió entre ellos.
Pero si desaparecía de su vida para siempre, no sería tiempo suficiente.
Esperó que se hubiese marchado.
Esperaba no verla el resto del día o por la mañana. O nunca más.''

 

''¿Cómo no lo reconoció? Lucía muy diferente a como lo recordaba. Era poco más que un niño cuando lo vio por última vez. Era alto, delgado y ágil, su hermoso rostro debajo de una mata oscura de pelo aunque su expresión era casi siempre seria. Pero sus ojos azules eran cálidos y brillaban con intensidad durante ciertos momentos de intimidad. Se había enamorado estrepitosa y apasionadamente de él mucho antes de que él lo supiera.
Y él la había amado mucho antes de que ella lo supiera.
Todo había sucedido tanto tiempo atrás que podría haber ocurrido en otra vida.
A pesar de que había sido lo suficientemente auténtico en su tiempo y lo suficientemente desagradable al final.''

 

''En un momento de descuido se sonrieron mirándose a los ojos mientras compartían la tonta broma. Por un momento vio en su cara rastros de la vieja Nora. Y luego ambos se pusieron serios y se marcharon dando media vuelta en lo que él adivinó fue vergüenza mutua.''

 

''Su pelo rubio y sedoso brilló a la luz del sol mientras se sentó muy quieta y cohibida, aunque se relajó un poco después de un momento mientras la multitud se reunía a su alrededor, haciéndole bromas lograron sacarle una sonrisa primero y luego una verdadera risa.
Richard observaba en silencio. Era realmente hermosa. Quizá más hermosa de lo que había sido. Fue una rara sensación, contemplar a una desconocida y sin embargo sentir la atracción de la familiaridad, el dolor, el resentimiento y aún el odio. Pensó en eso de forma abrupta, sentimientos negativos que se habían ido hacía mucho tiempo. Pero habían vuelto rápidamente al solo mirarla, como si las viejas heridas no hubieran sanado del todo sino simplemente se habían enconado bajo la superficie de su conciencia.''

 

''—Oh, ¿cómo hizo eso? —Nora preguntó después de un particular truco de prestidigitación. Y cuando miró a Richard, él pudo ver que sus mejillas estaban enrojecidas por el calor del sol a pesar de la sombra del ala de su sombrero.
Parecía como si realmente estuviera pasando un buen rato, él pensó. ¿Y él? El ambiente festivo era ciertamente difícil de resistir. Hubiera disfrutado completamente el día si se hubiera quedado varado aquí, solo. ¿O no? ¿Podría incluso estar aquí al sol, participando de todos los absurdos placeres de una feria campestre, si estuviera solo?
Sus dedos se cerraron un poco más alrededor del dibujo al carboncillo.
Cuando siguieron adelante ella se echó a reír de las travesuras de un malabarista vestido como un bufón medieval. Lo mismo hacían todos los demás que se apretujaban alrededor del hombre. Y así, a pesar de sí mismo, Richard también. Miró a Nora en el preciso momento en que ella lo miraba, y repentinamente el sol pareció muy brillante y caliente. Ambos apartaron la mirada sin hablar.''

''Se habían fugado a Escocia y se habían casado allí. Habían regresado a su habitación de la posada y habían consumado el matrimonio. Y luego, cinco minutos después de que habían bajado la escalera para comer algo, su padre y su hermano llegaron y ella se marchó con ellos. Él había quedado atrás, incapaz de viajar por dos días enteros hasta que se hubo recuperado de la brutal paliza que dos hombres le habían propinado como castigo y advertencia. Él era un joven estudioso en aquellos tiempos y de ningún modo robusto. Ciertamente no había sido oponente para dos enfurecidos hombres.
Había deducido que el hombre que los había casado y el posadero que les diera el cuarto habían sido sobornados. Toda evidencia del matrimonio se había desvanecido.
¿Eso quería decir que no estaban casados?
Nunca lo supo a ciencia cierta. Todavía no lo sabía.
Pero quizá por una hora y media de sus vidas, él y Nora habían sido marido y mujer. Y él ``fueron felices para siempre´´ había durado ese tiempo.''

 

''—Quédate, —dijo, poniéndose de pie y extendiendo una mano para ayudarla. —Vamos a ver los bailes juntos, Nora. Sólo se tiene la oportunidad de ver el baile de la Cruz de Mayo una vez al año, después de todo.
—Oh, —dijo, deslizando los ojos por la Cruz de Mayo y notando toda la actividad alrededor de ella, —sería una lástima perdérselo.
Y sonrió otra vez mirando alrededor, con una expresión brillante, cálida y feliz. El sol brilló sobre sus estridentes piedras, sus raras e invaluables perlas. Y él se preguntó si después de todo lamentaba que esto hubiera ocurrido hoy. Había algo innegablemente seductor...
Pero negó ligeramente con la cabeza, haciendo a un lado el pensamiento.
Y a continuación las chicas y los jóvenes tomaron los listones en sus manos, los músicos comenzaron a tocar una alegre melodía dando golpecitos con el pie, y el baile comenzó.
Él estaba parado observando, con su hombro casi rozando el de Nora. Y sintió un repentino fluir de nostalgia por su juventud, por esos días de encantadora inocencia, cuando había tenido un empleo que le satisfacía y donde había estado Nora, la hija de su empleador, para admirarla de lejos. Para tejer sueños en ello. Para caer de cabeza en el amor, mucho antes de que él lo supiera ella le devolvió sus sentimientos. Y finalmente para retenerla, besarla y rescatarla de un matrimonio indeseable, llevarla apresuradamente a la frontera y más allá como el proverbial caballero de brillante armadura rescatando a su damisela en apuros.
Excepto que no hubo nada definitivo acerca de eso.
Ni un ``vivieron felices para siempre.´´
Ella estaba golpeando ligeramente con su pie y dando unas palmadas, como la mayoría de los espectadores. Sonreía otra vez, sus ojos brillantes de placer.
Ella lo contempló.
Él le devolvió la mirada.
Y, que Dios lo ayudara, le sonrió.''

 

''Volvió la cabeza ahora para contemplarlo, él le devolvió la mirada, y sonrió.
Había sido un joven serio, el secretario de su padre. Lo había admirado mucho tiempo antes de que un día hubiera cruzado la puerta de su estudio y él había levantado la vista de los libros y sus ojos se habían encontrado y le había sonreído, y se enamoró estrepitosamente de él.
Su sonrisa no había cambiado. Comenzaba en sus ojos, arrugándolos atractivamente en las esquinas, y se extendía hacia su boca.
Nora estaba atrapada por un nostálgico anhelo que se remontaba más allá de los vacíos y amargos años desde la última vez que se habían sonreído el uno al otro. Eso había sido el día de su boda.
Sus ojos se posaron en los de ella, y seguramente... ah, seguramente, había un anhelo contestado allí.
¿Por qué todo había salido terriblemente mal?''

 

''Era imposible mantener una conversación prolongada con Nora dado el volumen de la música y la sonoridad de las voces alrededor de ellos. Y era casi igualmente imposible girar con ella, considerando el tamaño del piso y el número de personas que eligieron el vals.
Se vieron obligados a bailar un poco más lento de lo que habrían hecho y con la longitud del brazo un poco más cerca de lo acostumbrado. Fueron forzados a bailar en silencio. Las lámparas estaban algo distantes de la pista. Bailaron a la luz de la luna y las estrellas.
Todo parecía inesperadamente —y no del todo cómodamente— romántico para Richard.
Luego de algunos minutos decidió que la mejor manera de proteger a Nora de la multitud era girando su mano entre la suya sujetándola con la palma, contra su corazón. Y deslizando su otra mano más protectoramente alrededor de su cintura. Descubrió que todavía era tan delgada como una muchacha, si bien ella había desarrollado la figura de una mujer. La mano de ella se movió hacia dentro a lo largo de su hombro y luego hacia la parte trasera de su cuello. Podía sentir las puntas de sus dedos contra la piel desnuda por encima del cuello de la camisa.
La proximidad de sus cuerpos mientras bailaban habría causado escándalo en cualquier salón de baile de moda.
Pero así, él pensó, era sin duda la forma en la que el vals fue concebido para ser bailado.
Ella lo miró a los ojos, él le devolvió la mirada, y permanecieron así. Ninguno de los dos sonreía. Y sin embargo había calidez en su mirada, como seguramente había en la de él.
Era curioso cómo podía sentirse en soledad, estando en compañía incluso en la más densa de las multitudes. Repentinamente no había nadie en el mundo excepto Nora y él, y nada tenía importancia a su alrededor sólo la luz de la luna y las estrellas, la dulzura de los violines y las gaitas tocando y los pasos íntimos del vals.
Había sido un cinco de mayo la fecha en la que se habían casado. Hacía casi exactamente diez años.
Toda una vida.
No le había sido permitido acercarse a ella después. Lo había intentado, Dios lo sabía, sintiéndose aprensivo como si hubiera estado a punto de ser golpeado otra vez. Siempre le dijeron que ella no lo vería. Y ella había devuelto todas sus cartas sin contestar —excepto la última— Su respuesta a esta le había sorprendido. Cínicamente, había esperado que diría que sí.
¿Por qué había respondido que no?
La miró fijamente a los ojos y no haría la pregunta ahora. Ahora era para el vals y este inesperado momento de felicidad.
¿Felicidad?
Pero no lo analizaría esta noche. Mañana habría suficiente tiempo. Tendría el resto de su vida para preguntarse cómo era posible haberse sentido feliz hoy.
Esta noche sostenía a una mujer en sus brazos y ella se sentía bien allí. Esta noche aun podría creer en el romance.''
 


''Algún espacio vacío se abrió de pronto más allá de ellos y él la hizo girar en una amplia curva, sonriéndole y mirándola a los ojos mientras lo hacía.
Ella inclinó la cabeza hacia atrás y rió. La luz de luna brilló en su cara y a través de su garganta. Sus piedras se movieron hacia un lado y captaron la luz. ¡Raras perlas azules, ciertamente!
Entonces la risa se desvaneció de su rostro y una suave sonrisa apareció como respuesta mientras él la acercaba otra vez, y de nuevo fueron rodeados por otros bailarines. Pero repentinamente sus ojos brillaron a la luz de las estrellas, y ella agachó su cabeza.
¿Lágrimas?
Él la atrajo aun más cerca hasta que sus pechos casi rozaban con su chaqueta.
—Recuerdas los pasos después de todo, —susurró a su oído.
—Sí, —dijo ella. —Mi primer y último vals. Me alegro de que haya sido aquí hoy.
¿Y conmigo como pareja?
Pero él no había hablado en voz alta.
¿Quería hacer la pregunta en voz alta? ¿Y querría escuchar la respuesta?
¿Qué tal si fuera no?
¿Y qué si fuera que sí?''


 

''Él la había adorado. La había adorado de lejos durante muchos meses. Y entonces, cuando había descubierto que ella correspondía sus sentimientos, la había amado con devoción apasionada de un hombre joven que ni siquiera se detuvo a preguntarse si ella lo amaba más porque vio en él una vía de escape o porque lo anhelaba como compañero para toda la vida.''

 

''Él entró en la posada. Subiría a buscarla. Le bajaría la maleta y se despediría civilizadamente de ella.
Pero ¿por qué?
Ella ya estaba al pie de la escalera con su maleta en mano. Sus ojos se encontraron mientras caminaba hacia ella y le quitó la maleta de la mano.
—¿Has oído la llamada entonces? —Preguntó el.
—Sí.
Ella se veía un poco pálida. Sus ojos parecían enormes. Su cabello había sido despiadadamente peinado hacia atrás debajo de su sombrero.
¿Iba a dejarla ir sin luchar?
El podía ver claramente los seis meses siguientes a su boda tal y como debió haber sido a través de sus ojos. Había permitido mansamente a su padre llevársela de vuelta a casa con él y declarar que su matrimonio no era válido. No había hecho ningún intento de seguirla o verla después de eso. No le había escrito. Y luego después de que ella debió haber oído sobre el cambio de su fortuna y ella y su padre se habían convertido en pobres, de la nada él había escrito para ofrecerle matrimonio. Para burlarse. Su padre debió haber hecho todo lo posible para obligarla a aceptar. Su propio sentido común debió decirle lo que la alternativa sería. Había tenido el coraje de negarse de todos modos.
No porque ya no lo amaba, sino porque creía que él nunca la había amado.
Ella lo miraba fijamente a los ojos.
—¿La señorita Ryder? —Era la fuerte e impaciente voz del cochero llamando desde la puerta. —¿Está la señorita Ryder aquí?

—Nora, —dijo Richard, —esa carta no fue escrita para insultar a tu padre. O, para insultarte. Fue un desesperado último intento de convencerte para que volvieras a mí.''

 

''—Voy a tener que irme sin ella y que se dé por servida, —dijo el cochero. —No puedo tener a todo el mundo esperándola. No de nuevo.
Nora miró sobre el hombro de Richard y por un momento hubo algo parecido al pánico en sus ojos.
—No te vayas, —dijo tomándola de la muñeca. —No te vayas, Nora. Quédate conmigo. Quédate por el resto de tu vida.
Ella negó ligeramente con la cabeza.''

No hay comentarios:

Publicar un comentario