lunes, 29 de julio de 2013

Fragmentos de El último verano

``El último verano´´ de Alison Fraser.

''-Puedes llorar conmigo- la mano masculina le acarició la cara y después el pelo. Riona sintió su piedad, pero no la quería. Lo rechazaba, aunque cada sentido gritaba su necesidad. Abrió los labios para protestar, pero las palabras se quedaron cautivas en su garganta mientras él, con la otra mano, acariciaba su cabeza. De pronto le pareció difícil respirar. Humedeció sus labios secos, inconscientemente provocativa, y los ojos de él siguieron el movimiento; luego sus dedos siguieron la línea de su boca mientras la observaba al hacerlo. Despacio, inclinó la cabeza hacia ella.
Y, aunque su mente le decía que no lo permitiera, su corazón enviaba un mensaje diferente. Los labios de él tocaron los suyos con suavidad. Quizá eso habría sido todo, besarla con ternura, si la boca de ella no se hubiera abierto como una flor en busca de la frescura de su aliento, deseando saborear la cálida y húmeda lengua.''



''Él la besó con fuerza, como si deseara dejar su marca en los labios femeninos para siempre.''



''-Eres tan buena como te crees, Riona Macleod, y yo tengo cicatrices para probarlo. Es obvio que me equivoqué con respecto a Ferguson, lo admito. Pero no fue agradable. Ahí estaba yo, actuando como un adolescente enamorado, planeando nuestra vida juntos; y todo el tiempo, tú tirabas de las riendas sin decirme qué sentías en realidad- terminó, molesto.
-Pero...- Riona balbuceó- ...tú me dejaste.
-¿Por qué crees?- exigió, pero no esperó una respuesta-. No te creas que fue por haberme encontrado a Ferguson. Él me hizo ver, eso es todo. Ahí estaba pidiendo que lo llevaran, en la oscuridad, desesperado por llegar a casa, para ver a su chica, tan seguro de ti, como yo lo estaba. Entonces comprendí que nunca lo habías dicho. Yo te dije una docena de veces que te amaba y tú ni una sola vez me respondiste.''



''-Es por Rory, ¿verdad? Te casas conmigo por su bienestar.
-¡Dios! ¿Todavía no lo entiendes?- Cameron maldijo por su torpeza-. Entonces déjame deletrearlo. Te dejé aquí, odiándote. Pasé un año tratando de borrarte de mi mente y, sin embargo, me encontré en un avión hacia Gran Bretaña cuando supe que habías tenido un niño.
-¿Lo supiste antes de regresar?- Riona no lo sabía.
-Sí, lo supe- admitió-. ¿Qué crees que me trajo de regreso? Y no fue para jugar al papá. Pensé ``la tengo´´. Si es mío, la tengo.
-Pero tú me dejaste- Riona todavía no lo entendía.
-Por supuesto que te dejé- casi le grita-. Si no lo hubiera hecho, te habría matado, o peor, me habría puesto de rodillas y te habría rogado que me eligieras a mí y no a Ross. Así que me fui, porque todavía tenía algo de orgullo y de dignidad. pero entonces supe lo de Rory y eso me dio la oportunidad de regresar, de exigir, no rogar, creyendo que estabas en una posición indefensa. Pensé que podía tenerte sin admitir que te quería.
-Creo, Cameron- dijo ella con suavidad-, que es mi turno de decirlo. Te amé el verano pasado y cuando te fuiste, pensé que moriría. Te amo ahora y siempre te amaré.
Los ojos de él recorrieron el hermoso rostro y vieron su amor tan real y sencillo como el propio.
-Lo digo en serio- le aseguró-. Te amo, te amo, te...
Las palabras se perdieron cuando él inclinó la cabeza para tocar con sus labios los de ella. Fue un  beso especial de amor en lugar de pasión, un beso para sellar toda una vida que al fin comprendían que pasarían juntos. Cuando amenazó con convertirse en  algo más, él se separó, a la distancia de su brazo.
-Tú me amas- repitió, y ante su confirmación, rió en voz alta-. Me haces pasar un infierno y luego me dices que me amas.
-¿Yo te hice pasar un infierno?- Riona protestó ante su osadía y probó que el amor no la había suavizado-. ¿Quién sacó conclusiones y se fue de regreso a América? ¿Y quién...?
-Me dijiste que Rory no era mío- le recordó una de sus peores ofensas, aunque su tono sugería que la había perdonado.
-Porque pensé que no lo querías- confesó Riona.
-Sí lo quería, pero te quería más a ti- le acunó el rostro en sus manos-. Verás, Riona Macleod, estás en mi sangre y en mi corazón y sin ti, sé que no soy nada- decía con sinceridad cada palabra, confesándose vulnerable, y, sin embargo, veía en Riona su fuerza y era esa la fuerza que ella amaba.
-Entonces sé sincero- le rogó-. Me tienes ahora y para siempre.

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