martes, 30 de julio de 2013

Fragmentos de A la orilla del mar

``A la orilla del mar´ de Sara Craven.

''-Matia mou.
-¿Por qué me llamas así? ¿Qué quiere decir eso?
-Quiere decir ``mis ojos´´- respondió Nic-. Cuando una mujer permite que un hombre la mire a los ojos, Camilla mou, le ofrece los secretos de su corazón.''


''Las heridas físicas sanaban, pero las cicatrices emocionales podían durar toda una vida.
Amaba a Nic Xandreou.
Estaba en su mente y en su corazón, formaba parte de cada fibra de su ser y ni siquiera sabía cuándo había empezado a suceder eso.''


''Él la estrechó con fuerza entre sus brazos, como si tratara de fundir su cuerpo en uno solo. El beso se prolongó, borrando la realidad hasta que sólo les quedó una leve conciencia de sí mismos y una necesidad que no podían negar.''


''-Mi error fue permitir que se apartara de mi lado y perderla de vista.
-Y mi error fue perderte a ti.''


''-Nos despedimos como amigos. ¿Eso es lo que quieres?
``¿Lo que yo quiero? Te quiero... con todo mi corazón, mi espíritu y mi cuerpo´´ , quería gritarle Camilla, pero sólo dijo:
-Por supuesto... espero que podamos ser amigos.''


''-¿Y fue real?-la voz de Nic de pronto se endureció-. ¿Cuándo estuvimos juntos como un hombre y una mujer solos, sin nada, excepto nuestra mutua necesidad? ¿O fue otro fingimiento más... y compasión?
-¿Compasión?-repitió ella, desconcertada-. Oh, Dios, ¿de verdad crees que me comporté así... que me entregué a ti...- movió la cabeza-. Veo que no me conoces muy bien.
-Eso es algo que pretendo cambiar- se llevó su mano a los labios y la besó, haciendo estremecer a Camilla con un anhelo sensual-. ¿A dónde crees que me dirigía en el Calliope esta noche, agape mou, cuando te saqué del mar?
-No lo sé- replicó ella, insegura.
-¿No?- sonrió con una ternura que ella nunca antes había visto en su rostro-. A la casa de la playa, Camilla. A suplicarte que te quedaras, de rodillas si era necesario.
-Creía que te habías ido a Atenas para alejarte de mí- murmuró la joven con voz ahogada.
-Y así fue- sonrió él, burlón-. Pero estuviste a mi lado cada momento de esa interminable semana, invadiendo mis pensamientos por el día, torturando mis sueños por la noche, a pesar mío. Entonces comprendí lo que antes había tratado de negar con tanta desesperación- le enmarcó la cara entre sus manos-. Que te quiero, matia mou, mi dulce joven que me entregó la inocencia que veo en sus ojos.
-Oh, Nic- sollozó Camilla.
-Escúchame, agape mou. Cuando Spiro me llamó a Atenas para decirme que planeabas irte mañana, cancelé todas mis reuniones de negocios y tomé el primer avión de vuelta. No podía permitir que las cosas siguieran así entre nosotros. Quería verte... decirte lo que sentía... pedirte que olvidáramos todas las asperezas, toda la desconfianza, y que empezáramos de nuevo- le apartó de la frente un mechón de cabello, todavía húmedo-. También necesito saber, querida mía, si tú puedes amarme.


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