viernes, 24 de abril de 2015

Fragmentos de Maestros del Ménage 1: Su virgen cautiva

``Maestros del Ménage 1: Su virgen cautiva´´ de Shayla Black y Lexi Blake.

''Un escalofrío corrió por la piel de Gavin y de repente la habitación parecía demasiado pequeña. Hannah tenía veinticinco años. No hacía ni un mes que acaban de festejar su cumpleaños. Él había traído un pastel y Dex y Slade le habían montado una fiesta. Gavin recordaba los celos que había sentido cuando sus hermanos la habían llevado fuera de la oficina. También hubiera querido estar allí junto a ella, celebrando con Hannah. Abrazándola.''



''—No actúes como si todo acabara en Slade y yo. No engañas a nadie —dijo Dex. Por una vez el vaquero grande casi parecía reacio a hablar—. Veo como la miras. La deseas. Te importa. Eso no es nada de qué avergonzarse. Joder, si hay una cosa que tanto Slade como yo entendemos, es como un hombre puede estar loco por Hannah.''


''Amaba la que estaba recostada en la cama con el teléfono en la mano y una sonrisa en el rostro, como si estuviera riendo. Sus ojos brillaban y esa sonrisa podría iluminar el mundo entero. El reloj junto a su cama indicaba las diez de la noche. Gavin recordaba haber llamado a Hannah alrededor de esa hora unas pocas noches atrás. Él había perdido un número de teléfono importante. Ella se había burlado de él por sus habilidades organizativas. 
¿Así era como se veía cuando hablaba con él? ¿A medio vestir, los labios carnosos dándole la bienvenida?'' 


''En contraste, Hannah llevaba puesta una falda demasiado grande que no podía disimular el bamboleo erótico de sus caderas y una blusa informe que escondía aún menos. Tenía unos pechos bellísimos. Usaba muy poco maquillaje y su cabello rubio miel caía en unos bonitos rizos sueltos. Lucía vistosa, pero nunca llamativa. 
¿Por qué le palpitaba el corazón cuando ella entraba en la habitación?''


''Dex respiró profundo. 
—No pienso que solo seas algo sumisa para instalarte en nuestra cama. Te admiro muchísimo, Hannah. Eres femenina, dulce y generosa, cosas sobre las que no crecí conociendo mucho. Aprendo de ti todos los días. De hecho, creo que me convertí en un hombre mejor en el instante en que puse mis ojos en ti. 
Hannah se quedó sin aliento. Eso, en su rostro, en su voz, no era deseo sino amor verdadero y genuino. Las lágrimas brotaron, luego caían en surcos calientes por su rostro. 
—Me hiciste vislumbrar un futuro —dijo Slade tomándole una mano—. Tenía todo lo que el dinero podía comprar, pero era un hijo de puta hueco que solo pensaba en la siguiente conquista, ya fuera de negocios o de placer. Me enseñaste a hacer feliz a alguien, no porque esperase algo a cambio, sino solo por ver la sonrisa en su rostro. Así eres tú, Hannah.'' 


''Se vería obligado a mirar como Hannah se casaba con Dex y Slade. Él podría imaginarla, tan preciosa en su vestido de novia con los ojos brillando de felicidad. Con el tiempo los bebés llegarían. Hannah sería una madre maravillosa y maternal. No ser parte de esto se sentía como si alguien le clavara en puñal en el corazón y arrastrara la hoja por su pecho. Anhelaba tantísimo darle al menos una pequeña porción de esa felicidad, verla llevar su anillo o traer al mundo su niño.    
Pero ella no podría saber eso. Jamás. 
Gavin entró en la habitación grande. Las ventanas salientes estaban abiertas, dejando ver la belleza de la oscuridad iluminada por las estrellas de Alaska. La noche aquí era de una manera que era imposible en Dallas. Las estrellas titilantes se entretejían para crear un manto de diamantes en lo alto. La vista llenaría los ojos de Hannah de asombro. La conmovería. 
Él nunca había traído a una mujer aquí. Nunca había querido. Hannah era la primera mujer con la que había pensado sobre compartir casi cualquier cosa. Pensándolo bien, ella era la primera mujer que en verdad había amado.''


''—Gavin. —Slade se puso serio cuando se sentó en la silla cercana—. No tienes que estar aquí solo. 
Las suaves palabras de su hermano hicieron que sus tripas se apretaran. Trató de mantener un comportamiento apacible. 
—Prefiero la soledad, Slade. 
—No, no lo haces. Vamos, hombre. Habla conmigo. No sé lo que pasa en tu cabeza. Hannah siente algo por ti. Ella nos lo confesó. Quiere estar con todos nosotros. Eres el único que se mantiene a distancia, y no lo entiendo. Sé que la amas.'' 


''Hannah tenía razón. Sería una esposa genial. Ahora, él nunca se casaría porque la única mujer que deseaba era la que nunca podría tener.''


''Ya había perdido a Hannah. No esperaría su alegre sonrisa nunca más. Ya no podría engañarse más pensando que algún día encontraría la forma de estar con ella. Ese sueño se había terminado.''     


''No había forma de que dejara libre a Hannah para que este crápula pudiera ponerle las manos encima. Él nunca la privaría de su futuro por proteger su pasado. 
La amaba y ella nunca sabría cuánto. Nunca sabría que él voluntariamente había sacrificado todo por ella.''  


''Tenía que apartarla lo más lejos posible de él, aunque tuviera que hacer que lo odiara. 
—Todo está bien, Hannah. Pero he terminado. Puedes irte ahora. 
Gavin recuperó su pantalón de pijama y se lo puso, mirando lo último del vodka, antes de obligarse a alejarse. No podría mirar la confusión en el rostro de Hannah durante otro segundo. Ella había sido dulce y generosa y si él fuera un ser humano mejor, Hannah hubiera podido sanarlo.  
—Habla conmigo. Por favor, dime lo que está mal. 
Gavin resistió la tentación de ir hacia ella. No podía tocarla de nuevo o flaquearía. Tenía que ser fuerte por el bien de ambos. 
—No hay nada mal, Hannah. Te dije ayer que me encantaría follarte. Lo hice. Estuvo bien. Ahora he terminado. Eres una chica atractiva, pero no quiero una segunda vuelta. Estoy acostumbrado a amantes con más experiencia.  
—¿Con más experiencia? —Las palabras cayeron de su boca con un torpe sonido. Los ojos perdieron su luz. 
El corazón de Gavin se fue a pique, pero logró encogerse de hombros de manera indolente. 
—Una noche con mis hermanos no te ha enseñado mucho, cariño. 
Era una mentira. Estaba tan acostumbrado a mentir, que le resultaba fácil. La verdad era, que soñaría con follarla cada noche del resto de su miserable vida. Si alguna vez podía tener el deseo de follar a otra mujer, sería la cara de Hannah la que vería.  Nunca olvidaría la forma en que lo había aferrado, la forma en que encajaron. 
Pero tampoco sería capaz de sacar de su cabeza esta Hannah con el corazón roto. Esta Hannah que no estaba sonriendo. Esta Hannah que buscaba a tientas su falda en un intento de esconderse de él. 
Se vistió en absoluto silencio, de espaldas a él. Deseaba que ella se largara. No sería capaz de tratar con la tranquila dignidad que ella de seguro le arrojaría a la cara de un momento a otro. Sin embargo, se obligó a permanecer allí y esperar mientras la culpa llegaba a raudales.'' 


''—¿Qué, Hannah, ahora vas a jugar a la mujer despreciada? Nunca te mentí. 
—Nunca me ha dicho la verdad tampoco. ¿Por qué me contrató? 
Porque la quería cerca. Quería disfrutar de su luz. 
—Fue un favor a mis hermanos.''


''—Bueno. Espero que no hagas aspavientos con mis hermanos. 
—Eso no será un problema. —Los hombros de Hannah se hundieron. Su sonrisa cínica huyó y las lágrimas brotaron de sus ojos—. No causaré ningún problema entre usted y sus hermanos. Nosotras, las pueblerinas tontas, al menos sabemos que no debemos meternos con la familia. 
Ella comenzó a salir de la sala con la cabeza bien alta. 
—¿Qué significa eso? 
—Váyase a la mierda —le espetó, sin darse la vuelta. 
—¿A dónde vas? —exigió él. 
—No es asunto suyo. 
—Permanece en tu habitación hasta que mis hermanos regresen. —Él no podría volver a verla. 
Ella aun se mantenía de espaldas a él.  
—No tengo que seguir sus órdenes más, señor James. No es mi jefe. Ni siquiera es mi amante. Solo es un idiota que me usa. 
Eso lo resumía a la perfección. El dolor lo atravesó de golpe, pero él se lo tragó. 
—Este idiota cree que sería mejor si permanecieras en tu habitación. 
—¿Crees que me importa? 
Él se echó a reír, un sonido sin humor. 
—Supongo que no me amas después de todo. 
—Estás equivocado. —Suspiró y siguió caminando. 
Con dos palabras, ella lo deshizo. Gavin se tambaleó de regreso al piano, agarrándose el estómago. Sentía que le habían sacado las entrañas. Agarró la botella de vodka y vació lo último con los ojos clavados en el piano. Nunca sería capaz de volver a tocar sin ver a Hannah allí. Nunca sería capaz de regresar a esta casa sin desearla de nuevo. 
Era un hijo de puta miserable y esto solo iba a empeorar.''


''—No la lastimé físicamente —se atragantó Gavin—. Pero le desgarré el corazón. 
—Escúpelo —insistió Slade. 
—Estaba tratando de alejarla. Pensé que sería más fácil para todos si ella me odiaba. 
—¿De la forma en que te has estado odiando a ti mismo? —preguntó Slade de manera deliberada. 
Dios, puesto de esa manera, su comportamiento parecía patético. 
—La amo. No podía soportar la idea de que ella se enterara de lo que había hecho y me mirara como si fuera un monstruo.''


''—La llamé torpe y sin clase. Le dije que no era lo bastante buena para ser mi esposa. 
Gavin se había preparado para el puño que voló en su dirección. No estaba preparado para lo duro que golpeaba su hermano menor. Su cabeza voló hacia atrás, el dolor en su mandíbula un bienvenida llamada de atención. 
—No vuelvas a decir eso de ella. Es una mierda y lo sabes. ¿Entendido? 
Gavin asintió con la cabeza. 
—No quería decir eso, Dex. La amo. Dios, la amo tanto. Creo que es perfecta.'' 


''Cayó en la cuenta de que no había respirado de manera profunda en años. Ese sentimiento de culpa y miedo siempre había estado presionándole el pecho. Sin embargo, esa pelota de odio a sí mismo había comenzado a disminuir con la aceptación de sus hermanos. Gavin esperaba que se disolviera por completo bajo el amor de Hannah. 
¿Qué iba a hacer si ella lo rechazaba? 
Sus labios se curvaron cuando la respuesta llegó a él. Ella podría rechazarlo todo lo que quisiera, pero él la conquistaría al fin porque la agobiaría con su amor. Siempre estaría allí, abriéndole la puerta, ocupándose de sus necesidades, diciéndole lo hermosa que era. Joder, él era Gavin James.''


''Tal vez si él hablaba con bastante suavidad, podría convencerla para que apoyara la cabeza en su hombro. Sería un movimiento sencillo poner un brazo alrededor de ella y abrazarla. Eso era todo lo que quería. 
Gilipolleces. 
Su voz interior estaba de regreso, pero había un marcado cambio en ella. Gavin localizó un platito para la taza de té mientras su nueva voz interior le hablaba. 
Quieres recostarla y besarla. Quieres mostrarle que puedes ser tan tierno como rudo antes. Quieres demostrarle que puedes ser todo lo que ella necesita. Que puedes amarla y protegerla. Que puedes cambiar por ella. 
No un cambio realmente. Volver a ser el que eras.''

viernes, 17 de abril de 2015

Fragmentos de Novias de la semana 1: El contrato

``Novias de la semana 1: El contrato´´ de Catherine Bybee. 


''—Te estoy ofreciendo un acuerdo de matrimonio.
El corazón de Sam se desplomó en el interior de su pecho con un golpe seco.
—Yo no estoy en el menú, señor Harrison.
Empujó la carpeta hacia Blake, pero él cubrió su mano y la sujetó firmemente. El contacto desató la misma descarga de la primera vez, una corriente que se propagaba por su cuerpo hasta la punta de los pies y subía otra vez. Se le aceleró el corazón y sintió que el vello se le ponía de punta. Todo su cuerpo se estremecía y lo único que estaba en contacto entre los dos eran sus manos.
—Todo el mundo tiene un precio, Samantha.
—Yo no. —Intentó retirar la mano, pero él le apretó los dedos para evitarlo.''


''Mientras el avión descendía sobre la pista de aterrizaje y las ruedas derrapaban sobre el asfalto, Blake observó las distintas emociones que se iban alternando en el rostro de Samantha. La sonrisa que hacía apenas unos minutos iluminaba sus labios, rosados y generosos, se había convertido en una línea recta. Con cualquier otra mujer, Blake se habría acercado a ella y le habría hecho olvidar las preocupaciones con un beso. ¿A qué sabrían sus labios? Dulces como el champán, pensó. Imaginó aquella voz tan sensual susurrándole al oído, animándolo a no detenerse en un simple beso, y algo despertó bajo su vientre. Desvió la mirada y le apretó la mano con fuerza. ''


''El rico aroma del café despertó sus sentidos y le hizo la boca agua. Mientras el camarero le entregaba la cuenta, se abrió la puerta del dormitorio y apareció la figura aún medio dormida de su esposa, envuelta en una bata blanca.
—¿Huele a café? —La voz de alcoba de Samantha le atravesó el cuerpo sin previo aviso, arrancándole un gruñido. Incluso el chico del servicio de habitaciones olvidó lo que estaba haciendo y se volvió hacia ella.
—He pedido el desayuno.
—Qué bien, me muero de hambre. —Sam atravesó la estancia descalza. Con cada paso, una pequeña abertura en la bata dejaba al descubierto sus delicadas piernas.
Al camarero se le escurrió el platillo de la cuenta de entre las manos. Blake se interpuso en su campo de visión para proteger la intimidad de Sam, y el chico, colorado como un tomate, recogió la cuenta y se la entregó. Blake la firmó rápidamente y lo acompañó hasta la puerta.
Antes de darse la vuelta, Blake inspiró profundamente y se cuadró de hombros, aunque sabía que esta vez su fanfarronería habitual no le serviría para nada. En cuanto vio a Samantha levantando con una mano las campanas plateadas que cubrían los platos, mientras con la otra se sujetaba la melena alborotada, sintió que el vello de la nuca se le ponía de punta. Aquella mujer era la viva imagen de la sensualidad.
Sam cogió la jarra de café y llenó dos tazas.
—¿Cómo te gusta?
Él cerró los ojos y apartó las imágenes de cuerpos desnudos de su mente pecaminosa.
—Solo.
Se acercó a la mesa y ocupó una de las sillas. Samantha le dio su taza en silencio y luego se puso azúcar en el café. Cuando el primer trago rozó sus labios, se apoyó en el respaldo de la silla y suspiró. Fue un sonido ronco, casi gutural, que envió una segunda onda expansiva contra la piel de Blake. Tenía que largarse de Las Vegas como fuera o ya podía ir olvidándose de sus intenciones de no acostarse con su esposa.
Ajena al efecto que provocaba en él, Samantha levantó las piernas y apoyó los pies en la silla que tenía delante. La bata se abrió, revelando una nueva porción de muslo.
Fue como si el cuerpo de Blake se vengara de él. La erección alcanzó niveles cercanos al dolor y tuvo que cambiar de posición sobre la silla para que Samantha no se diera cuenta.''


''—Está bien. Nos vemos por la mañana.
Colgó y empezó a dar golpecitos con el dedo en el teléfono. La imagen de Samantha enroscada en posición fetal en su cama, con los ojos abiertos de par en par por culpa del miedo, se le antojaba asfixiante. Hundió las uñas en las palmas de sus manos. Quienquiera que fuese el responsable de aquello, había cometido un error imperdonable. Aplastaría sin miramientos a la persona capaz de violar la privacidad de su esposa hasta esos extremos.''


''—No paras de mover las manos —le dijo Blake—. ¿Hay algo que no te parezca bien?
—¿Sinceramente? —preguntó ella, a pesar de que conocía la respuesta. 
—Siempre.
—Besarte.
Él la miró un instante a través de los cristales de las gafas y rápidamente fijó los ojos de nuevo en la carretera.
—¿No te parece bien besarme?
—No —respondió Samantha sin pensar—. Es decir, sí.
A Blake se le escapó la risa.
—¿En qué quedamos?
(...)
Blake sacó la llave del contacto y se volvió hacia ella.
—Entremos y empecemos a recoger tus cosas. 
—¿Vas a besarme en cuanto entremos? —Dios, tenía que saberlo para estar preparada.
Blake se inclinó hacia ella y se quitó las gafas de sol.
—Ven aquí —le susurró, sin apartar la mirada de sus labios.
Ella se acercó, creyendo que querría susurrarle algo importante.
En vez de eso, Blake se inclinó hacia su asiento y posó suavemente sus labios en los de ella. El calor fue instantáneo, una corriente que se extendió por su cuerpo hasta los dedos de los pies. Cerró los ojos y se dejó llevar hasta que de repente él se retiró.
—Besarnos será la parte más sencilla —le dijo Blake a escasos centímetros de sus labios—. Separarnos será lo difícil.''


''—¿Debería preocuparme por todos estos zapatos que hay aquí? —preguntó Blake desde el armario.
—Fuiste tú el que me animó a ir de compras —respondió Samantha entre risas.
—Parece que no tendré más remedio que contratar a alguien para que te construya un vestidor para ti sola —se quejó Blake, aunque en su voz se escondía una sonrisa.
—A las mujeres nos encanta la ropa.
—Y parece que los zapatos también. Dios, no creía que se pudieran necesitar tantos.
Samantha guardó las braguitas que tenía en la mano en una caja y cogió más del cajón.
—Soy bajita, por si no te has dado cuenta. Necesito tacones para ver cómo vivís el resto de la humanidad.
Esta vez la voz de Blake sonó más cerca.
—No eres bajita —le dijo.
Samantha se dio la vuelta y vio que Blake tenía unos tacones de diez centímetros en la mano.
—Pues verticalmente impedida, si te gusta más. —Se puso en pie para demostrarlo—. ¿Lo ves? —De pie junto a él, su cabeza apenas le rozaba la barbilla—. ¡Bajita!
Los ojos de Blake parecían atraerla hacia su cuerpo.
—No cambiaría absolutamente nada en ti.
Levantó una mano, le quitó la goma del pelo y le acarició las puntas. De pronto, fue como si Samantha se olvidara de respirar. Cuanto más se acercaba él a su espacio personal, menos aire entraba en sus pulmones. Blake se inclinó sobre ella; Samantha inclinó la cabeza y permitió que su boca se moviera sobre la suya. Él dejó caer una mano y le rodeó la cintura, sujetándola con fuerza contra su cuerpo.''


''Le hubiera sido mucho más fácil solucionar la crisis por la que pasaba su empresa desde Europa, pero Blake se había acostumbrado a manejar sus asuntos a caballo entre los dos continentes. Ahora que Samantha formaba parte de su vida, tenía una razón aún más poderosa para decantar la balanza del trabajo hacia Estados Unidos.
Había llamado a las cinco y media para avisar de que llegaría tarde. Samantha parecía decepcionada. Precisamente esa misma decepción lo había animado a él a moverse más rápido para disponer de un rato libre que pasar con ella antes de retirarse a dormir. Sentía el deseo sincero de conocer mejor a Samantha.
No se trataba de ningún juego extraño. La sinceridad de su mujer, clara y directa hasta el punto de haber afirmado que quería acostarse con él, era algo nuevo para Blake.
Cada vez que recordaba a Samantha poniéndose su camisa y quitándose los vaqueros, no podía evitar tener una erección. Sentía una necesidad irresistible de compartir la cama con su esposa. Le había prometido tiempo para pensar en su oferta, cierto, pero eso no significaba que no intentara seducirla para conseguir lo que quería. Maldita sea, si ella también lo deseaba tanto como él. Lo sabía por cómo lo miraba de soslayo cuando creía que él no la veía, y por su forma de humedecerse los labios sin apartar los ojos de los de él.
Blake había evitado besarla desde el día de la mudanza. Sin embargo, cada vez que se tocaban, cada vez que la ayudaba a bajar del coche o apoyaba una mano en la curva de su espalda para guiarla a través de una puerta, su vida se convertía en una dulce agonía.
Se moría de ganas de explorar aquella atracción volátil que sentían ambos y ver hasta dónde podía llegar la onda expansiva.''


''— ¿Samantha y tú os conocéis hace mucho tiempo?
Los dos habían acordado que fuera él quien respondiera a las preguntas más básicas sobre su relación. De esa manera, ninguno de los dos contradiría las palabras del otro.
—Yo no diría eso.
—¿Qué dirías entonces? —preguntó Mary, la tía de Blake.
—Nos conocimos el mes pasado.
—¿El mes pasado? —Gwen no daba crédito a lo que acababa de escuchar—. ¿Cómo puedes casarte con alguien a quien apenas conoces?
Blake dejó la taza sobre la mesa y cogió la mano de Samantha.
—Me habría casado con Samantha el mismo día en que nos conocimos si ella me hubiera dicho que sí. Hay veces en la vida en las que simplemente sabes que estás haciendo lo correcto.''


''Cuando Blake la encontró, se había escabullido a la biblioteca en busca de una distracción.
—Estás aquí.
Con un pantalón informal y un jersey que enfatizaba la amplitud de sus hombros, Blake estaba para comérselo.
—Creía que habías ido a la oficina.
Él negó con la cabeza.
—Hoy no podía dejarte sola.
—¿Qué tiene hoy de especial? —preguntó Samantha, un tanto confundida.
Él se llevó una mano al pecho y fingió una herida mortal.
—No puedo creer que te hayas olvidado.
A Samantha se le escapó la risa.
—Nunca dejes el trabajo para ser actor —se burló.
—No sabes qué día es hoy, ¿verdad? 
No era festivo, ni allí ni en Estados Unidos, el cumpleaños de él ya había pasado y para el de ella todavía faltaban unos meses.
—No, no tengo ni idea.
Blake la cogió de las manos y las apoyó sobre su pecho.
—Llevamos un mes casados.''



''Samantha se dejó llevar entre los brazos de Blake. Cuando sonó la última nota, se estaban mirando a los ojos. Blake se inclinó hacia ella y la besó.
El salón se llenó con el destello de los flashes y varias personas aplaudieron antes de que el cuarteto tocara la siguiente canción. Esta vez la pista se llenó rápidamente.
—¿El beso era para las cámaras? —le susurró Samantha al oído, poniéndose de puntillas.
—Ese beso era para ti —respondió él con una sonrisa—. Pero este otro... —Rodeó a Samantha con un brazo, la obligó a echarse hacia atrás y la besó de nuevo en los labios—. Este sí es para las cámaras.''


''Cuanto más calmado estaba él, más nerviosa se ponía Vanessa. ¿Cómo había podido no ver aquella parte de ella cuando estaban juntos?
—Las mujeres como ella no son felices hasta que se apropian de tu alma. Desearás habérmelo pedido a mí. —La víbora dijo lo que tenía que decir y se apartó.
Blake se inclinó hacia ella para que nadie más pudiera escuchar lo que le decía.
—Lo único de lo que me arrepiento, Vanessa, es de no haberla conocido a ella antes que a ti. —Era una respuesta muy ruin por su parte, pero estaba harto de que Vanessa utilizara su veneno contra Samantha.
En lugar de vaciarle un vaso en la cara, Vanessa hizo algo inesperado: le miró fijamente y sonrió con malicia, como si tuviera el mundo en sus manos.
—Vaya, así que te preocupas por ella. Mejor. Espero que disfrutes sufriendo, Blake.
Y se marchó.''


''Cerró la puerta tras de sí y, al entrar en el baño, se encontró a Samantha sentada con la espalda apoyada en la bañera y la cabeza escondida entre las rodillas.
—¿Samantha? —la llamó mientras se acercaba.
Cuando ella abrió los ojos bañados en lágrimas para mirarlo, Blake sintió que algo se le partía en dos en su interior.''


''—¿Qué estás haciendo?
—Me voy. ¿O es que las maletas te han confundido?
—Por Dios, Samantha, podemos arreglarlo. Tendría que haberte explicado lo del codicilo.
—Tienes toda la razón, deberías habérmelo explicado. Te habría dado lo que tú quisieras, Blake. —El corazón se le rompió en mil pedazos cuando las siguientes palabras salieron de su boca—: Solo tenías que pedírmelo.
Dio media vuelta y se alejó de la vida de Blake.
Una parte de Samantha esperaba que saliera corriendo tras ella. Sin embargo, ese era su lado más romántico, la parte de ella que creía que había significado algo más para él que una yegua con la que reproducirse. Daba igual si se iba o no. Blake habría conseguido su heredero. 
Y ella una vida de remordimientos.''


''Tres días después de su regreso a casa, Eliza dejó sola a Samantha para que pudiera meditar en paz.
Alguien llamó a la puerta. Samantha no esperaba a nadie, así que continuó sentada en el sofá sin intención de moverse. Los golpes continuaron hasta que no le quedó más remedio que levantarse.
Aunque sabía que tarde o temprano volvería a ver a Blake, tenerle allí delante, con unos pantalones caqui, una camisa arrugada y barba de varios días, fue más que suficiente para abrir las heridas.
—¿Qué haces aquí, Blake? 
—Tenemos que hablar.
Las lágrimas hacía tiempo que se habían secado y además se negaba a provocar en el bebé más estrés del que ya había sufrido. 
—No tengo nada más que decir.
Cuando se disponía a cerrar la puerta, Blake metió un pie en el vano y la detuvo.
—Te quiero.
Una de las manos de Samantha quedó suspendida en el aire. Cerró los ojos al sentir el dolor que aquellas palabras evocaban. Otro día, en otro momento, seguramente se habría lanzado a sus brazos al oír aquella confesión, pero ahora ya era demasiado tarde.
Aunque realmente la quisiera, eso no cambiaba nada. 
—¿Me has oído? 
—¿Por qué me haces esto? —El dolor que le atenazaba el pecho empezaba a ser insoportable. Apenas podía respirar y estaba a punto de asfixiarse con el poco aire que entraba en sus pulmones.
—Cinco minutos, Samantha. Dame cinco minutos. Por favor. 
¿Le había oído suplicar alguna vez?''


''Los labios de Samantha empezaron a temblar, de modo que se los mordió para controlarlos. La explicación de Blake, sus motivaciones, eran comprensibles, pero lo cierto era que el suyo seguía siendo un matrimonio de conveniencia... destinado a terminar con al menos un corazón roto. Ocurriría ese mismo día o quizá más adelante, pero su unión tenía fecha de caducidad y Samantha ya no podía vivir más con semejante incertidumbre. No era justo para ninguno de los dos... ni para el bebé.
—¿Podrás perdonarme?
Samantha cerró los ojos, y cuando los volvió a abrir, se clavaron en los de Blake.
—Te perdono.
Él empezó a sonreír, pero Samantha sacudió lentamente la cabeza.
—Blake, espera. No puedo seguir con esto. Creí que sería capaz de jugar a las casitas, de jugar a ser tu esposa e irme cuando el año terminara, pero no puedo.
—Pero...
—No, espera —lo interrumpió—. Ya sé que tú no querías que los sentimientos se inmiscuyeran en esto, pero no he podido evitar enamorarme de ti, como no puedo evitar respirar y sobrevivir. 
Esta vez Blake fue incapaz de contenerse y en sus labios asomó una sonrisa que rápidamente pasó también a sus hermosos ojos grises.
—¿Me quieres? —le susurró.
—Por eso tenemos que poner fin a esto cuanto antes —respondió ella. 
Blake cerró los ojos y, sin dejar de negar con la cabeza, dejó escapar una exclamación de sorpresa.
—¿Qué?
—Ya es suficientemente duro estar embarazada. Este dolor en el pecho, esta sensación de no saber si vas a dar por buena la fecha de finalización de nuestro contrato de matrimonio, es algo con lo que no puedo vivir. —Mirarle, incluso en aquellos momentos tan duros, era suficiente para que se le partiera el corazón. ¿Cómo podía pasar los ocho meses siguientes pensando que en cualquier momento podía pedirle que se marchara?
—¿Me has oído cuando te he dicho que te quiero?
—Sí, pero...
Blake le cubrió los labios con un dedo para hacerla callar. 
—Te quiero, Samantha Harrison, y si estás esperando a que te pida que salgas de mi vida, será mejor que te pongas cómoda porque vas a esperar mucho tiempo. Le he pedido a Jeff que redacte mi testamento y que haga constar en él que, si algún día me pasa algo, todo lo que tengo sea para ti y para el niño.
—¿Qué?
En lugar de explicarse, Blake hincó una rodilla en el suelo y se llevó una de las manos de Samantha a los labios para darle un tierno beso.
—Sé que lo estoy haciendo todo al revés, pero ¿quieres casarte conmigo? No por un contrato, ni por un testamento, ni siquiera por dinero, sino porque me amas y quieres ser mi mujer ahora y para siempre.
—¿Qué? —La voz de Samantha bajó una octava, un tono que para ella ya era muy grave.
—Has hecho de mí un hombre mejor, Samantha. Dime que te casarás conmigo.
—Oh, Blake... —dijo ella, arrodillándose junto a él—. Si ya estamos casados. 
Él sonrió y sujetó su cara entre las manos.
—¿Eso es un sí?
Samantha lo amaba tanto que no podía negarse.
—Para siempre es mucho tiempo.
—Mucho, mucho tiempo. Algunas veces el matrimonio nos parecerá horrible. —Y sus palabras le recordaron a una conversación que habían mantenido no hacía mucho.
—Solo que no podrás echarte atrás, por muy feas que se pongan las cosas. 
Blake cubrió los labios de su esposa con un beso tierno y lleno de cariño.
—Di que sí.
—Creía que ya lo había dicho.''

viernes, 10 de abril de 2015

Fragmentos de El escolta


``El escolta´´ de Amber Lake. 

''Miró por el espejo retrovisor hacia el asiento trasero y dio un ligero respingo al encontrarse con los inquietantes ojos femeninos clavados en él. Inexplicablemente, sintió una extraña sensación en su interior y un inusual nerviosismo lo invadió. Supo con toda certeza que se había ruborizado y se recriminó mentalmente por ello. Hacía muchos años que no tenía una reacción así. Desde la adolescencia, tal vez, cuando enrojecía ante la mirada de cualquier muchacha.''


''James no podía dejar de observar a Karla desde que llegaron a la casa movido por algo más que su deber profesional, cosa que intentaba ignorar. Lo cierto era que no conseguía quitarle los ojos de encima ahora que tenía entera libertad para hacerlo y a cada minuto que pasaba se sentía más fascinado por ella. Si en un principio le pareció una mujer arrogante y cínica, tras haber contemplado cómo respondía con auténtico cariño al saludo de Rose, se veía forzado a cambiar esa primera impresión. En esos momentos, con su bello rostro iluminado por una sonrisa de auténtica alegría y felicidad, aparecía la jovencita afectuosa que debía ser en realidad, y James se sintió gratamente sorprendido ante tal descubrimiento.
Después la vio dirigirse hacia la casa con su padre. No llegó a escuchar la conversación aunque advirtió la tensión que se creó entre ellos y la repentina tristeza que ensombreció el rostro de Karla. Advertía claramente los grandes esfuerzos que hacía para contener las lágrimas, y él apenas pudo reprimir el fuerte impulso de ir a su lado, estrecharla entre sus brazos y ofrecerle consuelo. Y esa última reacción era demasiado alarmante para ignorarla, se dijo irritado. Si comenzaba a preocuparse por los sentimientos de su protegida, mal iba a hacer su trabajo. La experiencia le había enseñado dolorosamente que, en una profesión como la suya, debían dejarse de lado todo tipo de afectos, que embotaban la mente y entorpecían la misión encomendada. Debía mantener sus emociones a raya para que no se desbocasen, por muy turbadora que la señorita Van Deusen pudiese resultar.''


''Como aún era pronto para acostarse, James decidió dar una vuelta por el jardín para disfrutar de la cálida noche mientras evaluaba a fondo la situación. No iba a negar que Karla le hubiera impactado demasiado para lo que él consideraba aceptable. Se recordó, por segunda vez en pocas horas, que un escolta nunca debía implicarse emocionalmente con la persona a la que protegía. Sabía con certeza que una relación de ese tipo limitaba considerablemente el nivel de objetividad necesario para adoptar en cada momento las medidas más convenientes, además de distorsionar su capacidad de reacción y decisión en los momentos de peligro. Era dolorosamente consciente de ello y no deseaba de ninguna forma que tal eventualidad se volviese a producir, no sólo por su seguridad física, sino también por la emocional. No estaba dispuesto a pasar por lo mismo otra vez.''


''Desde el primer momento supo que Karla era peligrosa, lo que debía de haberle prevenido para evitar situaciones como la de esa tarde. Pero él era una persona adulta y podía haberse resistido. El que no lo consiguiera le inquietaba. Era consciente de que la deseó desde el primer momento. Deseo que fue aumentando de forma extraordinaria en los pocos días que llevaban juntos. Esa circunstancia debería haberle decidido a abandonar su puesto mucho antes y delegar su función en otro que pudiese mantener la mente despejada y alerta. Pero se negó a aceptar que él no era capaz de resistir la tentación que la hermosa y sensual Karla representaba. Fue un grave error por su parte que, por suerte, no acarreó consecuencias nefastas.
Por lo tanto, y en vista de los últimos acontecimientos, sólo veía dos soluciones. La primera era llamar al industrial y, con cualquier excusa lógica, decirle que no podía continuar protegiendo a su hija, y después marcharse de allí lo más rápidamente que pudiera. La segunda, bastante más arriesgada, consistía en permanecer en su puesto y comportarse como el buen profesional que fue en otros tiempos. La postura más prudente habría sido la primera, pero James sabía que ya era demasiado tarde para seguirla. Dos días antes aún estuvo a tiempo de marcharse tranquilamente de allí. Ahora, tras haber tenido a Karla en sus brazos y saboreado su enloquecedora dulzura, sabía que no podía hacerlo. Le afectaba demasiado su seguridad como para dejarla en manos de otros. No podía engañarse a sí mismo y debía admitir que esa mujer había calado muy hondo en él y resucitaba sensaciones que consideraba muertas para siempre. ¿Cómo llegó a esa situación en tan poco tiempo? No podía explicarlo, pero era consciente de que estaban allí, dolorosamente fuertes y dispuestas a no desaparecer en mucho tiempo.''


''Cuanto antes descubriesen a los delincuentes y la amenaza contra Karla hubiese desaparecido, antes podría marcharse y volver a su tranquila y ordenada vida y, sobre todo, antes podría olvidarla. Ahora sólo le cabía la esperanza de que tal circunstancia se produjese en el menor tiempo posible y él se evitase días de inquietud y angustia, reprimiendo sus deseos e intentando concentrarse en su trabajo. No podía permitir que la vida de ella corriese peligro por un error suyo, le importaba demasiado para eso.
Se sentó a la pequeña mesa escritorio y encendió el ordenador portátil. Si conseguía que el trabajo lo abstrajera lo suficiente, podría apartar de su mente el recuerdo del enloquecedor cuerpo femenino, suave y vibrante, pegado al suyo y el delicioso sabor de aquella cálida y dulce boca.''


''Habían transcurrido cuatro días desde que tuvo el sublime placer de tenerla en sus brazos en aquel mismo lugar y, por suerte para él, ella parecía haber olvidado completamente todo lo ocurrido. Incluso él mismo llegaba a pensar en ocasiones que fue un mero sueño o una fantasía de su calenturienta mente. Aunque, para su desdicha, no era así y sus inquietos sueños continuaban plagados de atormentadoras y vividas imágenes de una Karla completamente diferente a la que ahora reía despreocupada.
Suspiró con desaliento. A él también le vendría muy bien borrar de su mente esos recuerdos y poder disfrutar de la paz y la tranquilidad espiritual que tanto deseaba y necesitaba, pero le resultaba imposible, y no precisamente porque no lo intentase.''


''James se encontraba en la habitación destinada a control desmontando los monitores, mientras Parker se ocupaba de las cámaras que controlaban el exterior de la casa. Karla se quedó unos momentos en la puerta observándole, hasta que él se giró y la miró directamente. La actitud de estudiada frialdad con la que deseaba mostrar su total indiferencia hacia él se tambaleó cuando los plateados ojos masculinos se posaron en ella con una mezcla de anhelo y expectación. Karla tuvo que reprimir el poderoso impulso de correr a sus brazos y deleitarse con la asombrosa calidez y ternura que experimentara la noche anterior, y que tanto echaba de menos. Pero, en ese momento, acudió a su mente la imagen de una impulsiva Rachel alzándose para besarle y el dolor volvió a ocupar su corazón.
—Mi padre me acaba de comunicar que ya no son necesarios sus servicios, señor Foreman. Por lo tanto, me gustaría que se marcharan lo antes posible —pidió con acritud, mirándole fríamente a los ojos.
—Espero tener todo desmontado para dentro de una hora —fue la única respuesta de James, perplejo por el repentino formalismo y la desdeñosa actitud de Karla. Aún así no pudo evitar la oleada de deseo que le embargó al verla.''


''Aparte de los ocultos y poderosos motivos que pudiese tener Karla para detestarle, estaba claro que, ahora que no lo necesitaba, deseaba que se marchasen para disfrutar de la libertad que tanto ansiaba. James no pudo evitar la profunda amargura que lo inundó y se recriminó por ello. ¿Qué se podía esperar de una niña mimada, acostumbrada a jugar a su antojo con los sentimientos ajenos? Debía marcharse de allí lo antes posible y desterrar a la voluble Karla de su mente y, principalmente, de su corazón.
Profundamente abatido, continuó con su trabajo. Era un loco al soñar siquiera que ella pudiese sentir algo más que indiferencia por él y se merecía que lo hubiese puesto en su sitio, como hizo momentos antes. Estaba visto que con las mujeres siempre se equivocaba.''


''James salió de la estancia y se dirigió a las cocheras, donde le esperaban Rachel y Parker. Se demoró unos minutos inspeccionando el coche con la secreta esperanza de ver aparecer a Karla para despedirse de ellos. Pronto comprendió que era inútil albergar ese tipo de locas ilusiones. Ella no abrigaba la menor simpatía por él y sólo deseaba verles desaparecer lo antes posible.
***
Con un suspiro de resignación subió al coche y lo puso en marcha, dirigiéndose hacia la puerta de entrada. Parker bajó y accionó la palanca de apertura, que se encontraba estratégicamente oculta, y la maciza puerta de hierro se abrió para dejarles paso. Salió y esperó a que se cerrara, enfilando el camino de acceso a la carretera y abandonando definitivamente la casa y a la mujer que dejaba en ella. Una mujer que, sin advertirlo siquiera, se quedaba con parte de su corazón.''


''Desde su puesto de vigilancia, James se sentía impotente al verla en aquel lamentable estado, debiendo recurrir a un supremo esfuerzo de voluntad para no ir a su lado, estrecharla fuertemente entre sus brazos y, entre besos y caricias, conseguir borrar ese rictus amargo de su boca. No importaba el tiempo que pudiese tardar, la paciencia era una de sus virtudes, y él se consideraba capaz de poner una sonrisa en sus labios y un brillo de felicidad en aquellos bellos ojos. ¿Acaso no consiguió que vibrara entre sus brazos presa de la pasión? Entonces también podría hacerle olvidar su soledad, colmándola durante unas horas de toda la ternura y cariño que él era capaz de dar.
Pero eso eran locas fantasías a las que se entregaba imprudentemente, consiguiendo únicamente incrementar su desdicha. El tenerla allí, ante sus ojos, triste y sola, anhelándola con todas sus fuerzas y sabiendo que nunca podría amarla y cuidarla, era una amarga tortura. Por ello rogaba que llegase pronto el industrial y poder alejarse de allí, viéndose liberado de aquel tormento. En la distancia podría comenzar a olvidar a aquella mujer que, día a día, se iba introduciendo más y más en su corazón, amenazando con instalarse allí para siempre.''


''Karla se volvió al tiempo que él se sentaba en una butaca. La mueca de dolor que observó en el rostro masculino, unido al gesto de llevarse la mano al costado, revelaban que James estaba herido. Le vinieron de pronto a la memoria las horribles patadas y golpes recibidos durante la lucha y se alarmó. Fue hacia él rápidamente con la preocupación pintada en el rostro.
—¿Estás herido? —y el claro matiz de alarma en la voz hizo que el corazón de él se inundara de amor.''


''James observó detenidamente el bello rostro femenino. En uno de sus pómulos se advertía claramente la marca de la agresión recibida que se oscurecería intensamente con el transcurso de las horas. Él levantó la mano y rozó delicadamente la zona dañada en una tierna caricia.
—¿Has recibido algún otro maltrato? —preguntó con voz queda, temeroso de la respuesta.
Ella negó con la cabeza incapaz de hablar. Una deliciosa dejadez la inundaba en esos momentos. El calor de la cercanía masculina, su intensa mirada, su suave caricia y el tono contenido de su voz despertaban en ella profundas sensaciones y necesidades que prefería no exteriorizar. No deseaba que él descubriese los sentimientos tan contradictorios y tumultuosos que la aterraban, y pudiese mofarse de ellos. Se giró hacia la ventana para evitar que pudiese leer en su rostro y simuló observar el iluminado jardín y las idas y venidas de los policías.
James interpretó el gesto de Karla como un rechazo ante su tímido avance y lo aceptó en silencio, sin poder evitar sentirse profundamente dolido. ¿Qué esperaba entonces? ¿Que ella se arrojara en sus brazos y le prometiera amor y devoción eternos? ¿Que se entregara a él en justa recompensa por haberla salvado de un futuro incierto y peligroso? Ni confiaba en lo uno ni deseaba lo otro. Karla nunca podría enamorarse de un hombre como él.''


''(..) los últimos días la veía más pensativa y con una clara expresión de tristeza en su rostro.
¿Estaría pensando en algún otro? Ese pensamiento le provocaba una dolorosa opresión en el corazón. Sabía que no estaba enamorada de él y que sólo podría tenerla el tiempo que ella desease disfrutar de esa intensa relación sexual que mantenían. Pero el imaginarla con otro hombre era algo que no podía soportar. Incluso estaba celoso de los que la habían poseído en el pasado, aún siendo consciente de que ella no guardaba un buen recuerdo de esas relaciones. Había sido tan dichoso durante esa semana que no se atrevía a pedir más, considerándose afortunado por ello.
Era consciente de que todo terminaría cuando la amenaza que pesaba sobre ella concluyese y Karla volviese a su vida cotidiana y él a la suya, pese al dolor en el que se vería sumido. Ni en sus más loca fantasías se atrevía a pensar que ella desease mantener la relación una vez que todo hubiese concluido. Se consideraba afortunado de que le hubiese concedido esos días de felicidad, que guardaría como el más preciado tesoro aunque acabasen marcándolo para siempre. Pero, aún deseando que la situación se alargase indefinidamente, no soportaba verla triste sabiendo que su compañía ya no era suficiente para aliviar su tedio.
Si en alguna ocasión se aventuró a pensar que ella podía sentir algo más que deseo por él, se había equivocado totalmente. Si en sus caricias o en el brillo de sus bellos ojos creyó detectar algo más que el reflejo de la pasión momentánea, ya era hora de que desechase esos descabellados pensamientos. Ella no lo amaba, simplemente se trataba de una mujer extremadamente apasionada y él el único hombre a su alcance. Puede que sintiese una especial gratitud hacia su persona, incluso un cierto cariño que la llevaba a mostrarse tan generosa en sus caricias pero ella nunca se podría enamorar de un hombre como él, acostumbrada a los jóvenes divertidos y cosmopolitas que solía frecuentar.
Fue un error sucumbir a sus encantos. Debió mantenerse firme y dedicarse únicamente a desempeñar su trabajo, aunque la tentación había sido demasiado fuerte y él estaba descubriendo, para su desgracia, que era una persona extremadamente débil en cuanto a ella se refería. Sería inútil engañarse a sí mismo. Supo desde el primer momento, cuando Karla le pidió que la llevase con él, que acabaría haciéndole el amor si ella lo deseaba y que después lo lamentaría durante toda su vida. Ahora opinaba de otra manera. Aunque continuaba pensando que fue un error, ya no se arrepentía de haber compartido tantos momentos de pasión y ternura. Esos pocos días a su lado bastaban para llenar toda su vida. Y aún reconociendo que ella sólo lo veía como un instrumento con el que satisfacer sus necesidades sexuales, a él no le importaba, o eso quería creer, siempre que ella fuese feliz.''


''—Si realmente se trata de los secuestradores, no pararán hasta conseguir su objetivo, y puede que la ayuda no llegue a tiempo. Por ello no podemos quedarnos encerrados aquí. Tenemos que intentar engañarles y escapar.
James esperaba que ella no se diese cuenta realmente de la situación. Su intención era protegerla mientras huía, consciente de que él no tenía ninguna posibilidad de salir vivo de allí. Si conseguía que ella se pusiese a salvo, pensó, su muerte no sería en vano.''


''Estaba mortalmente pálida y sus grandes y bellos ojos parecían agrandados por el terror. James vio cómo comenzaban a llenarse de lágrimas, que después discurrían por sus mejillas. No pudo soportar ver el sufrimiento en ella y bajó la cabeza para posar sus labios con ansia en la trémula boca femenina. Ella se aferró a él con urgente desesperación, consciente de que aquel podría ser el último beso que compartieran.''


''Miró hacia la orilla, al lugar de la tragedia, y los recuerdos le golpearon tan dolorosamente como aquella bala dirigida a él y que nunca llegó a impactarle. Volvió a ver el amado rostro, lívido, contraído en un espasmo de dolor. Karla intentó salvarle la vida y casi muere por ello. Le costaría vivir con esa carga sobre su conciencia.
Sintió humedad en los ojos e inspiró fuertemente para contener las lágrimas, aunque no ocurrió igual con el torrente de recuerdos que acudieron a su mente, como tantas veces desde aquella fatídica noche un mes atrás.
Esa noche se salvaron dos vidas, la de Karla y también la suya. ¿Cómo habría podido seguir viviendo si ella hubiese muerto por su culpa? Recordó la tremenda angustia que lo invadió durante los largos minutos que tardaron en llegar al hospital, sin saber si ella se salvaría o no. No se apartó de su lado durante todo el trayecto, ni quiso hablar. Su tío respetó su dolor. Cuando llegaron permaneció en la sala de espera, silencioso durante horas, hasta que el médico confirmó que viviría. Entonces, llamó a Howard Van Deusen y le explicó lo sucedido, pidiéndole humildemente disculpas por no haber sabido proteger adecuadamente a su hija. Le permitieron entrar unos minutos en la sala en la que Karla se recuperaba tras la peligrosa operación. Ella continuaba con los ojos cerrados, sedada y rodeada de numerosos aparatos que controlaban sus constantes vitales. Se acercó y cogió la blanca mano que descansaba inerte sobre la cama. La besó con infinita ternura y pronunció casi silenciosamente unas palabras. Sólo dos palabras, que Karla no habría podido oír aunque hubiese estado consciente. James susurró: "te quiero". Después, desapareció.''


''Era una estupidez continuar negando la evidencia por más tiempo. Había vuelto allí para estar más cerca de ella, para rememorar los maravillosos recuerdos que aquel lugar le suscitaban y guardarlos en su interior antes de pretender intentar olvidarla para siempre.''


''James se dirigió a la cocina otra vez y se dispuso a preparar el pescado para la cena. Necesitaba alejarse de ella para poner en orden sus pensamientos. Si en algún momento, durante ese último mes, había albergado alguna esperanza de que iba a resultarle posible olvidarla con el tiempo, ahora comprendía lo iluso que era. ¿Por qué había venido? El sólo verla, el escuchar su aterciopelada voz, provocaba tal perturbación en sus sentidos que creía volverse loco si no la estrechaba rápidamente entre sus brazos. Pero moriría antes de hacer tal cosa.''