viernes, 10 de abril de 2015

Fragmentos de El escolta


``El escolta´´ de Amber Lake. 

''Miró por el espejo retrovisor hacia el asiento trasero y dio un ligero respingo al encontrarse con los inquietantes ojos femeninos clavados en él. Inexplicablemente, sintió una extraña sensación en su interior y un inusual nerviosismo lo invadió. Supo con toda certeza que se había ruborizado y se recriminó mentalmente por ello. Hacía muchos años que no tenía una reacción así. Desde la adolescencia, tal vez, cuando enrojecía ante la mirada de cualquier muchacha.''


''James no podía dejar de observar a Karla desde que llegaron a la casa movido por algo más que su deber profesional, cosa que intentaba ignorar. Lo cierto era que no conseguía quitarle los ojos de encima ahora que tenía entera libertad para hacerlo y a cada minuto que pasaba se sentía más fascinado por ella. Si en un principio le pareció una mujer arrogante y cínica, tras haber contemplado cómo respondía con auténtico cariño al saludo de Rose, se veía forzado a cambiar esa primera impresión. En esos momentos, con su bello rostro iluminado por una sonrisa de auténtica alegría y felicidad, aparecía la jovencita afectuosa que debía ser en realidad, y James se sintió gratamente sorprendido ante tal descubrimiento.
Después la vio dirigirse hacia la casa con su padre. No llegó a escuchar la conversación aunque advirtió la tensión que se creó entre ellos y la repentina tristeza que ensombreció el rostro de Karla. Advertía claramente los grandes esfuerzos que hacía para contener las lágrimas, y él apenas pudo reprimir el fuerte impulso de ir a su lado, estrecharla entre sus brazos y ofrecerle consuelo. Y esa última reacción era demasiado alarmante para ignorarla, se dijo irritado. Si comenzaba a preocuparse por los sentimientos de su protegida, mal iba a hacer su trabajo. La experiencia le había enseñado dolorosamente que, en una profesión como la suya, debían dejarse de lado todo tipo de afectos, que embotaban la mente y entorpecían la misión encomendada. Debía mantener sus emociones a raya para que no se desbocasen, por muy turbadora que la señorita Van Deusen pudiese resultar.''


''Como aún era pronto para acostarse, James decidió dar una vuelta por el jardín para disfrutar de la cálida noche mientras evaluaba a fondo la situación. No iba a negar que Karla le hubiera impactado demasiado para lo que él consideraba aceptable. Se recordó, por segunda vez en pocas horas, que un escolta nunca debía implicarse emocionalmente con la persona a la que protegía. Sabía con certeza que una relación de ese tipo limitaba considerablemente el nivel de objetividad necesario para adoptar en cada momento las medidas más convenientes, además de distorsionar su capacidad de reacción y decisión en los momentos de peligro. Era dolorosamente consciente de ello y no deseaba de ninguna forma que tal eventualidad se volviese a producir, no sólo por su seguridad física, sino también por la emocional. No estaba dispuesto a pasar por lo mismo otra vez.''


''Desde el primer momento supo que Karla era peligrosa, lo que debía de haberle prevenido para evitar situaciones como la de esa tarde. Pero él era una persona adulta y podía haberse resistido. El que no lo consiguiera le inquietaba. Era consciente de que la deseó desde el primer momento. Deseo que fue aumentando de forma extraordinaria en los pocos días que llevaban juntos. Esa circunstancia debería haberle decidido a abandonar su puesto mucho antes y delegar su función en otro que pudiese mantener la mente despejada y alerta. Pero se negó a aceptar que él no era capaz de resistir la tentación que la hermosa y sensual Karla representaba. Fue un grave error por su parte que, por suerte, no acarreó consecuencias nefastas.
Por lo tanto, y en vista de los últimos acontecimientos, sólo veía dos soluciones. La primera era llamar al industrial y, con cualquier excusa lógica, decirle que no podía continuar protegiendo a su hija, y después marcharse de allí lo más rápidamente que pudiera. La segunda, bastante más arriesgada, consistía en permanecer en su puesto y comportarse como el buen profesional que fue en otros tiempos. La postura más prudente habría sido la primera, pero James sabía que ya era demasiado tarde para seguirla. Dos días antes aún estuvo a tiempo de marcharse tranquilamente de allí. Ahora, tras haber tenido a Karla en sus brazos y saboreado su enloquecedora dulzura, sabía que no podía hacerlo. Le afectaba demasiado su seguridad como para dejarla en manos de otros. No podía engañarse a sí mismo y debía admitir que esa mujer había calado muy hondo en él y resucitaba sensaciones que consideraba muertas para siempre. ¿Cómo llegó a esa situación en tan poco tiempo? No podía explicarlo, pero era consciente de que estaban allí, dolorosamente fuertes y dispuestas a no desaparecer en mucho tiempo.''


''Cuanto antes descubriesen a los delincuentes y la amenaza contra Karla hubiese desaparecido, antes podría marcharse y volver a su tranquila y ordenada vida y, sobre todo, antes podría olvidarla. Ahora sólo le cabía la esperanza de que tal circunstancia se produjese en el menor tiempo posible y él se evitase días de inquietud y angustia, reprimiendo sus deseos e intentando concentrarse en su trabajo. No podía permitir que la vida de ella corriese peligro por un error suyo, le importaba demasiado para eso.
Se sentó a la pequeña mesa escritorio y encendió el ordenador portátil. Si conseguía que el trabajo lo abstrajera lo suficiente, podría apartar de su mente el recuerdo del enloquecedor cuerpo femenino, suave y vibrante, pegado al suyo y el delicioso sabor de aquella cálida y dulce boca.''


''Habían transcurrido cuatro días desde que tuvo el sublime placer de tenerla en sus brazos en aquel mismo lugar y, por suerte para él, ella parecía haber olvidado completamente todo lo ocurrido. Incluso él mismo llegaba a pensar en ocasiones que fue un mero sueño o una fantasía de su calenturienta mente. Aunque, para su desdicha, no era así y sus inquietos sueños continuaban plagados de atormentadoras y vividas imágenes de una Karla completamente diferente a la que ahora reía despreocupada.
Suspiró con desaliento. A él también le vendría muy bien borrar de su mente esos recuerdos y poder disfrutar de la paz y la tranquilidad espiritual que tanto deseaba y necesitaba, pero le resultaba imposible, y no precisamente porque no lo intentase.''


''James se encontraba en la habitación destinada a control desmontando los monitores, mientras Parker se ocupaba de las cámaras que controlaban el exterior de la casa. Karla se quedó unos momentos en la puerta observándole, hasta que él se giró y la miró directamente. La actitud de estudiada frialdad con la que deseaba mostrar su total indiferencia hacia él se tambaleó cuando los plateados ojos masculinos se posaron en ella con una mezcla de anhelo y expectación. Karla tuvo que reprimir el poderoso impulso de correr a sus brazos y deleitarse con la asombrosa calidez y ternura que experimentara la noche anterior, y que tanto echaba de menos. Pero, en ese momento, acudió a su mente la imagen de una impulsiva Rachel alzándose para besarle y el dolor volvió a ocupar su corazón.
—Mi padre me acaba de comunicar que ya no son necesarios sus servicios, señor Foreman. Por lo tanto, me gustaría que se marcharan lo antes posible —pidió con acritud, mirándole fríamente a los ojos.
—Espero tener todo desmontado para dentro de una hora —fue la única respuesta de James, perplejo por el repentino formalismo y la desdeñosa actitud de Karla. Aún así no pudo evitar la oleada de deseo que le embargó al verla.''


''Aparte de los ocultos y poderosos motivos que pudiese tener Karla para detestarle, estaba claro que, ahora que no lo necesitaba, deseaba que se marchasen para disfrutar de la libertad que tanto ansiaba. James no pudo evitar la profunda amargura que lo inundó y se recriminó por ello. ¿Qué se podía esperar de una niña mimada, acostumbrada a jugar a su antojo con los sentimientos ajenos? Debía marcharse de allí lo antes posible y desterrar a la voluble Karla de su mente y, principalmente, de su corazón.
Profundamente abatido, continuó con su trabajo. Era un loco al soñar siquiera que ella pudiese sentir algo más que indiferencia por él y se merecía que lo hubiese puesto en su sitio, como hizo momentos antes. Estaba visto que con las mujeres siempre se equivocaba.''


''James salió de la estancia y se dirigió a las cocheras, donde le esperaban Rachel y Parker. Se demoró unos minutos inspeccionando el coche con la secreta esperanza de ver aparecer a Karla para despedirse de ellos. Pronto comprendió que era inútil albergar ese tipo de locas ilusiones. Ella no abrigaba la menor simpatía por él y sólo deseaba verles desaparecer lo antes posible.
***
Con un suspiro de resignación subió al coche y lo puso en marcha, dirigiéndose hacia la puerta de entrada. Parker bajó y accionó la palanca de apertura, que se encontraba estratégicamente oculta, y la maciza puerta de hierro se abrió para dejarles paso. Salió y esperó a que se cerrara, enfilando el camino de acceso a la carretera y abandonando definitivamente la casa y a la mujer que dejaba en ella. Una mujer que, sin advertirlo siquiera, se quedaba con parte de su corazón.''


''Desde su puesto de vigilancia, James se sentía impotente al verla en aquel lamentable estado, debiendo recurrir a un supremo esfuerzo de voluntad para no ir a su lado, estrecharla fuertemente entre sus brazos y, entre besos y caricias, conseguir borrar ese rictus amargo de su boca. No importaba el tiempo que pudiese tardar, la paciencia era una de sus virtudes, y él se consideraba capaz de poner una sonrisa en sus labios y un brillo de felicidad en aquellos bellos ojos. ¿Acaso no consiguió que vibrara entre sus brazos presa de la pasión? Entonces también podría hacerle olvidar su soledad, colmándola durante unas horas de toda la ternura y cariño que él era capaz de dar.
Pero eso eran locas fantasías a las que se entregaba imprudentemente, consiguiendo únicamente incrementar su desdicha. El tenerla allí, ante sus ojos, triste y sola, anhelándola con todas sus fuerzas y sabiendo que nunca podría amarla y cuidarla, era una amarga tortura. Por ello rogaba que llegase pronto el industrial y poder alejarse de allí, viéndose liberado de aquel tormento. En la distancia podría comenzar a olvidar a aquella mujer que, día a día, se iba introduciendo más y más en su corazón, amenazando con instalarse allí para siempre.''


''Karla se volvió al tiempo que él se sentaba en una butaca. La mueca de dolor que observó en el rostro masculino, unido al gesto de llevarse la mano al costado, revelaban que James estaba herido. Le vinieron de pronto a la memoria las horribles patadas y golpes recibidos durante la lucha y se alarmó. Fue hacia él rápidamente con la preocupación pintada en el rostro.
—¿Estás herido? —y el claro matiz de alarma en la voz hizo que el corazón de él se inundara de amor.''


''James observó detenidamente el bello rostro femenino. En uno de sus pómulos se advertía claramente la marca de la agresión recibida que se oscurecería intensamente con el transcurso de las horas. Él levantó la mano y rozó delicadamente la zona dañada en una tierna caricia.
—¿Has recibido algún otro maltrato? —preguntó con voz queda, temeroso de la respuesta.
Ella negó con la cabeza incapaz de hablar. Una deliciosa dejadez la inundaba en esos momentos. El calor de la cercanía masculina, su intensa mirada, su suave caricia y el tono contenido de su voz despertaban en ella profundas sensaciones y necesidades que prefería no exteriorizar. No deseaba que él descubriese los sentimientos tan contradictorios y tumultuosos que la aterraban, y pudiese mofarse de ellos. Se giró hacia la ventana para evitar que pudiese leer en su rostro y simuló observar el iluminado jardín y las idas y venidas de los policías.
James interpretó el gesto de Karla como un rechazo ante su tímido avance y lo aceptó en silencio, sin poder evitar sentirse profundamente dolido. ¿Qué esperaba entonces? ¿Que ella se arrojara en sus brazos y le prometiera amor y devoción eternos? ¿Que se entregara a él en justa recompensa por haberla salvado de un futuro incierto y peligroso? Ni confiaba en lo uno ni deseaba lo otro. Karla nunca podría enamorarse de un hombre como él.''


''(..) los últimos días la veía más pensativa y con una clara expresión de tristeza en su rostro.
¿Estaría pensando en algún otro? Ese pensamiento le provocaba una dolorosa opresión en el corazón. Sabía que no estaba enamorada de él y que sólo podría tenerla el tiempo que ella desease disfrutar de esa intensa relación sexual que mantenían. Pero el imaginarla con otro hombre era algo que no podía soportar. Incluso estaba celoso de los que la habían poseído en el pasado, aún siendo consciente de que ella no guardaba un buen recuerdo de esas relaciones. Había sido tan dichoso durante esa semana que no se atrevía a pedir más, considerándose afortunado por ello.
Era consciente de que todo terminaría cuando la amenaza que pesaba sobre ella concluyese y Karla volviese a su vida cotidiana y él a la suya, pese al dolor en el que se vería sumido. Ni en sus más loca fantasías se atrevía a pensar que ella desease mantener la relación una vez que todo hubiese concluido. Se consideraba afortunado de que le hubiese concedido esos días de felicidad, que guardaría como el más preciado tesoro aunque acabasen marcándolo para siempre. Pero, aún deseando que la situación se alargase indefinidamente, no soportaba verla triste sabiendo que su compañía ya no era suficiente para aliviar su tedio.
Si en alguna ocasión se aventuró a pensar que ella podía sentir algo más que deseo por él, se había equivocado totalmente. Si en sus caricias o en el brillo de sus bellos ojos creyó detectar algo más que el reflejo de la pasión momentánea, ya era hora de que desechase esos descabellados pensamientos. Ella no lo amaba, simplemente se trataba de una mujer extremadamente apasionada y él el único hombre a su alcance. Puede que sintiese una especial gratitud hacia su persona, incluso un cierto cariño que la llevaba a mostrarse tan generosa en sus caricias pero ella nunca se podría enamorar de un hombre como él, acostumbrada a los jóvenes divertidos y cosmopolitas que solía frecuentar.
Fue un error sucumbir a sus encantos. Debió mantenerse firme y dedicarse únicamente a desempeñar su trabajo, aunque la tentación había sido demasiado fuerte y él estaba descubriendo, para su desgracia, que era una persona extremadamente débil en cuanto a ella se refería. Sería inútil engañarse a sí mismo. Supo desde el primer momento, cuando Karla le pidió que la llevase con él, que acabaría haciéndole el amor si ella lo deseaba y que después lo lamentaría durante toda su vida. Ahora opinaba de otra manera. Aunque continuaba pensando que fue un error, ya no se arrepentía de haber compartido tantos momentos de pasión y ternura. Esos pocos días a su lado bastaban para llenar toda su vida. Y aún reconociendo que ella sólo lo veía como un instrumento con el que satisfacer sus necesidades sexuales, a él no le importaba, o eso quería creer, siempre que ella fuese feliz.''


''—Si realmente se trata de los secuestradores, no pararán hasta conseguir su objetivo, y puede que la ayuda no llegue a tiempo. Por ello no podemos quedarnos encerrados aquí. Tenemos que intentar engañarles y escapar.
James esperaba que ella no se diese cuenta realmente de la situación. Su intención era protegerla mientras huía, consciente de que él no tenía ninguna posibilidad de salir vivo de allí. Si conseguía que ella se pusiese a salvo, pensó, su muerte no sería en vano.''


''Estaba mortalmente pálida y sus grandes y bellos ojos parecían agrandados por el terror. James vio cómo comenzaban a llenarse de lágrimas, que después discurrían por sus mejillas. No pudo soportar ver el sufrimiento en ella y bajó la cabeza para posar sus labios con ansia en la trémula boca femenina. Ella se aferró a él con urgente desesperación, consciente de que aquel podría ser el último beso que compartieran.''


''Miró hacia la orilla, al lugar de la tragedia, y los recuerdos le golpearon tan dolorosamente como aquella bala dirigida a él y que nunca llegó a impactarle. Volvió a ver el amado rostro, lívido, contraído en un espasmo de dolor. Karla intentó salvarle la vida y casi muere por ello. Le costaría vivir con esa carga sobre su conciencia.
Sintió humedad en los ojos e inspiró fuertemente para contener las lágrimas, aunque no ocurrió igual con el torrente de recuerdos que acudieron a su mente, como tantas veces desde aquella fatídica noche un mes atrás.
Esa noche se salvaron dos vidas, la de Karla y también la suya. ¿Cómo habría podido seguir viviendo si ella hubiese muerto por su culpa? Recordó la tremenda angustia que lo invadió durante los largos minutos que tardaron en llegar al hospital, sin saber si ella se salvaría o no. No se apartó de su lado durante todo el trayecto, ni quiso hablar. Su tío respetó su dolor. Cuando llegaron permaneció en la sala de espera, silencioso durante horas, hasta que el médico confirmó que viviría. Entonces, llamó a Howard Van Deusen y le explicó lo sucedido, pidiéndole humildemente disculpas por no haber sabido proteger adecuadamente a su hija. Le permitieron entrar unos minutos en la sala en la que Karla se recuperaba tras la peligrosa operación. Ella continuaba con los ojos cerrados, sedada y rodeada de numerosos aparatos que controlaban sus constantes vitales. Se acercó y cogió la blanca mano que descansaba inerte sobre la cama. La besó con infinita ternura y pronunció casi silenciosamente unas palabras. Sólo dos palabras, que Karla no habría podido oír aunque hubiese estado consciente. James susurró: "te quiero". Después, desapareció.''


''Era una estupidez continuar negando la evidencia por más tiempo. Había vuelto allí para estar más cerca de ella, para rememorar los maravillosos recuerdos que aquel lugar le suscitaban y guardarlos en su interior antes de pretender intentar olvidarla para siempre.''


''James se dirigió a la cocina otra vez y se dispuso a preparar el pescado para la cena. Necesitaba alejarse de ella para poner en orden sus pensamientos. Si en algún momento, durante ese último mes, había albergado alguna esperanza de que iba a resultarle posible olvidarla con el tiempo, ahora comprendía lo iluso que era. ¿Por qué había venido? El sólo verla, el escuchar su aterciopelada voz, provocaba tal perturbación en sus sentidos que creía volverse loco si no la estrechaba rápidamente entre sus brazos. Pero moriría antes de hacer tal cosa.''

No hay comentarios:

Publicar un comentario