``El legado del diamante´´ de Andrea Kane.
''Lo estaba mirando con muchísima pena en los ojos, pena no por ella sino por él. Deseaba deshacer su sufrimiento, erradicas su dolor. ¿Y por qué?
Simplemente porque él le importaba.
Sintió moverse en su pecho algo profundo, algo que aliviaba su angustia del pasado envolviéndola en una oleada de calor.
-Ése es el ofrecimiento más generoso que he recibido en mi vida- se oyó musitar, comprendiendo, mientras lo decía, que era cierto-. Gracias, cariño.
Ese apelativo cariñoso, dicho con voz tierna y ronca, fue más íntimo que una caricia, e igualmente fundamental, dada la intensidad de las emociones generadas por esos últimos minutos.
Habían cruzado una barrera invisible.
Se encontraron y se sostuvieron sus miradas. Courtney agrandó los ojos, reflejando la comprensión en sus profundidades verde mar, sus labios entreabiertos, como para preguntar, e invitar.
Slayde sintió golpear el corazón en las costillas. Se sentía impulsado por un deseo vehemente que no había experimentado jamás antes. Movido por ese impulso, y por un instinto que no sabía ni que poseía, bajó la cabeza y se apoderó de su boca con la suya.
El mundo cambió para siempre.''
''-Courtney- dijo, en un susurro reverente, abandonando sus labios para dejar una estela de suaves besos en las mejillas, cogiendo con la lengua las lágrimas que seguían brillando ahí.
Le besó la nariz, los párpados, las comisuras de la boca, y luego volvió a sus labios, acariciándoselos en un lento y elocuente movimiento de suave roce-. No llores.
-No- prometió ella, su voz casi un murmullo, empapada de sensaciones.
Su inocencia, su sinceridad, intensificó las desbocadas emociones de Slayde hasta que no las pudo soportar. Con un gemido ahogado, fusionó los labios con los de ella otra vez, estrechándola más, dando como jamás había dado, tomando como jamás había deseado tomar.''
''Lo que tuvo lugar fue simplemente un beso, enmendó en silencio. Lo que ``ocurrió´´ era otra historia totalmente diferente.
Jamás olvidaría la expresión de su cara cuando él estaba a punto de marcharse de la habitación: no era de pena, ni de culpa, ni siquiera de arrepentimiento, sino de maravilla. Era maravilla lo que había visto en sus ojos verde mar, una expresión jubilosa que lo hacía sentirse humilde y aterrado a la vez.
Aterrado porque él había sentido lo mismo.''
''Él jamás había hablado con nadie de sus pensamientos ni de sus sentimientos. Tal como su vida, éstos eran suyos y sólo suyos.
Hasta esa noche pasada.
Pero no era solamente la conversación entre ellos la que lo amilanaba, y ni siquiera el beso, aunque, Dios lo amparara, no podía olvidar el sabor de su boca, la suavidad de su piel, la delicadeza de su cuerpo. Eran las secuelas las que lo estremecían.
Nunca había llevado consigo el recuerdo de ninguna mujer.
Consumado realista que era, se obligó a reconocer la verdad: Courtney Johnston no sólo tenía un efecto pasmoso en él sino que además, en sólo unos días, o tal vez desde el primer instante, le había tocado algo en su interior de cuya existencia él no tenía conocimiento y de lo cual se libraría si pudiera.
Era irónico que quisiera hacer eso más por ella que por él.''
''Una mujer como ella estaba destinada a tener un marido amoroso, una casa llena de niños y toda una vida de mañanas no matizadas por problemas. Y él no podía ofrecerle nada de eso. por lo tanto, por grande que fuera la atracción, por muy maravilloso que se sintiera, ella no tenía ningún lugar en su vida. Y puesto que, claramente, era demasiado ingenua para reconocer eso, le correspondía a él protegerla.
Salvarla, otra vez, aunque esta vez sería salvarla de él.''
''Al instante su mirada pasó a sus labios. Condenación. ¿Qué tenía esa mujer que le reducía a cenizas toda su resolución, todas las promesas que había cumplido todos esos años? Todo el trayecto en coche hasta Dartmouth lo pasó repitiéndose los motivos para mantenerse alejado de ella, para no hacer caso de la atracción entre ellos. Y aún no hacía una hora que había vuelto a casa, y no era capaz de pensar en otra cosa que en cogerla en sus brazos y saborear su boca.''
''-¿Qué debo hacer para impedirte que pongas en peligro tu recuperación? ¿Encerrarte con llave en tu habitación?
-Eso depende. ¿Estarías aquí encerrado conmigo?
En el instante en que ella dijo esas palabras, él notó que se sentía tremendamente humillada, como si quisiera hundirse en el suelo y morir. También notó su cara caliente en sus palmas, y dos manchas casi tan rojas como su pelo le tiñeron las mejillas.
-Perdona...
-Sí- se oyó decir él, conmovido por esa sinceridad e impulsado por algo más fuerte que su resistencias-. Sí, estaría aquí contigo.
Dicho eso, bajó la cabeza y le cubrió la boca con sus labios.''
''-Dime, puesto que no soy consciente, ¿de qué me protejo?
-Del sufrimiento. De permitir que alguien entre en tu corazón. Permitir que alguien penetre esos treinta y un años de soledad, soledad reforzada por el dolor de la muerte de tus padre.- Le puso la palma en la mandíbula-. Te comprendo, Slayde. Es mucho más fácil, mucho más seguro, continuar solo, sin afectos.
-Más seguro, sí- dijo él, irónico, moviendo la cabeza-. Pero ¿más fácil? No desde que te conocí.''
''-Comprendo- dijo ella, en un tono que le dijo que seguía creyendo que iba a huir.
Demonios, y tenía razón. Iba a huir.
-¿Slayde?
-¿Sí?
La vio avanzar hacia él, y tuvo que combatir el deseo de estrecharla entre sus brazos, enviando al cuerno sus promesas.
-El duque podría ser peligroso- musitó ella, poniéndole la palma en la mandíbula-. Ten cuidado.
-Lo tendré.
La tensión crujió entre ellos.
De pronto. Courtney se empinó, le echó los brazos al cuello y le atrajo la boca hacia la de ella.
Emitiendo un ronco gemido, él la estrechó en sus brazos y la besó con desesperación, durante un largo, insoportable y decisivo momento.
Cuando se sobrepuso y puso fin al beso, sintió un palpable vacío al separarse sus cuerpos, y deseó fervientemente ser cualquier otra persona, no un Huntley. Dios santo, no deseaba soltarla. Lo único que deseaba era sumergirse en el regalo que ella le ofrecía.
Pero no podía hacer eso. La quería demasiado, más de lo que había creído hasta ese momento.
Mascullando una maldición en voz baja, giró sobre sus talones y dejó atrás el abrazo, el dormitorio y a Courtney.
Porque debía hacerlo.''
''-No puedo quitarte las manos de encima- musitó él, con la voz ronca, enredando los dedos en su pelo y echándole la cabeza atrás, para besarla en el cuello, los hombros, el pulso de la garganta-. Cada vez que estoy cerca de ti, esto es lo único que deseo.- La sintió estremecerse y levantó la cabeza, ceñudo-. ¿Te hago daño? ¿Las costillas?
-No.- Le acarició la mandíbula, el suave bello de la nuca-. Nunca podrías hacerme daño. Slayde...
-Escucha- interrumpió él, su rostro endurecido por la resolución-. Contestaré todas las preguntas que has venido a hacerme. Después te girarás sobre los talones y saldrás de aquí, antes de yo le eche llave a esa maldita puerta y te lleve a la cama. ¿Entiendes?
-Entiendo. Que obedezca, eso es otra historia.
-Debes hacerlo. No permitiré que ocurra esto, Courtney. No te haré eso.
-No me lo harías a mí. Nos lo haríamos mutuamente.
Él le sonrió levemente.
-Créeme, cariño, no es lo mismo.
-¿Por qué? ¿Porque tu reputación no importa y la mía sí?
-Porque quiero que sólo conozcas felicidad para el resto de tu vida.- Se le contrajo la cara de pena-. Porque estoy tan terriblemente enamorado de ti que me siento tambalear.- La soltó, le dio la espalda y se alejó.''
''Hundiendo la cara en la almohada, se obligó a llorar. Cualquier cosa sería mejor que sentir ese vacío insoportable.
Se abrió y se cerró la puerta de la habitación contigua. Ella no tuvio que mirar para saber que era Slayde. La cama se gundió con su peso cuando él se sentó a su lado.
Courtney- dijo, apartándole suavemente el pelo de la frente-. No tengas miedo. Ese vacío forma parte del dolor de la pérdida. No va a durar eternamente.
Ella se incorporó, apoyada en los codos, y le escrutó la cara.
-¿No? A ti te ha durado.
En la cara de él se reflejó el sufrimiento.
Te equivocas.
-Eso espero- musitó ella, con una inspiración entrecortada-. Creo que no soportaría vivir así, tan vacía, tan fría.
Él se inclinó y la cogió en sus brazos.
-No eres fría, cariño. Y no continuarás vacía.
La desesperación se apoderó de ella, chillando en busca de alivio.
-Slayde, no soporto esto. Quítame este vacío.
A él se le oscurecieron los ojos plateados, con emoción reprimida.
-Sabe Dios cuanto lo deseo.- Le rozó las mejillas y el puente de la nariz con los labios-. Si pudiera, absorbería todo el dolor y el frío, te llenaría hasta el último agujero de vacío. Pero, créeme, eres demasiado extraordinaria, cálida y generosa para continuar vacía. Con el tiempo, tu misma naturaleza llenará el vacío.- Guardó silencio un momento-. Tal como ha llenado el mío.''
''Salyde- dijo, para hacer la pregunta que la atormentaba desde el momento en que fue a verlo a su habitación-. La noche anterior a tu marcha a Pembourne, dijiste que me amabas. ¿Lo dijiste en serio?
Él le sostuvo la mirada.
-Lo dije en serio.
-Entonces dilo otra vez. Si es posible que mi amor llene tu vacío, tal vez el tuyo pueda llenar el mío.
Él le enarcó tiernamente la cara entre las manos.
-Te amo- dijo, simplemente-. Tu dolor es mío.
A ella se le llenaron los ojos de lágrimas.
-Quédate conmigo. No te vayas.
-No me iré.
-Te necesito.
Él se estremeció.
-Yo también te necesito.''
''La boca de Slayde estaba sobre la de ella antes de que terminara de hablar, perdida la batalla por los potentes sentimientos que ardían entre ellos, que le ordenaban tomar lo que ya era de él.
Ella abrió los labios, acogiendo lo que ya era de ella.
Y el mundo explosionó.
El beso fue desesperado, urgente, fundiéndose el dolor y el vacío, que clamaban por ser apaciguados por algo mucho más potente. Salyde la bajó hasta dejarle la cabeza en la almohada, y continuó devorándole la boca con una avidez insaciable.
-He soñado contigo todas las noches. Ardo por ti cada día. Dios santo, te necesito más de lo que necesito respirar.
-Yo también te necesito- dijo ella, en tono igualmente urgente, acercándolo más, cogiéndole los pliegues de la chaqueta con la intención de quitársela-. Te deseo tanto que me duele.''
''Pero ¿qué demonios acababa de hacer? ¿En qué estaba pensando? La respuesta a esa última pregunta era evidente: no estaba pensando, sólo deseando,sintiendo, y, lo peor de todo, necesitando.
Amaba a Courtney y, por el mismo milagro que los reunió, daría su alma por acompañarla por el pasillo de la iglesia, ponerle un anillo en el dedo y, ante Dios y los hombres, hacerla suya.''
''Slayde la amaba. No había la menos duda en su mente de esa realidad, ni de la realidad de que él sabía también como ella que eran el uno para el otro. Sin embargo estaba combatiendo ese conocimiento, y combatiéndolo a brazo partido.
Lo irónico era que lo que combatían no eran los sentimientos de él sino los de ella. Después de años de soledad, Slayde ya aceptaba que necesitaba a alguien que no era él, que su corazón ya no era suyo.
Lo que no lograba aceptar era que ella lo necesitara a él.
Maldita esa horrible maldición, pensó, golpeando el alféizar con el puño.
¿Qué podría hacer para convencerlo de que su intención de protegerla era inútil? ¿Cómo lograr que creyera que ella se sentía segura ahí, que no se sentiría a gusto en ninguna otra parte, que alegremente viviría encerrada con llave antes que sacrificar la oportunidad de compartir su vida?''
''-Ésta es la segunda vez que me salvas la vida.
Volvió la angustia a la cara de él. Pasó los dedos por entre sus cabellos mojados.
-Creí que no llegaría a tiempo. En esa fracción de segundo en que vi brillar el cañón de la pistola y a ti en su camino, los únicos pensamientos que pasaron por mi cabeza fueron que no alcanzaría a llegar a ti...- hizo una temblorosa inspiración-, y que sin ti, no hay nada.
-Slayde.- Le acarició la cálida piel y cerró los brazos alrededor de su cuello.
-Nada, Courtney.- La besó, primero suave y tiernamente, luego con urgencia, una urgencia que hasta ese momento ella no había conocido-. Dios me apare si te perdiera. Dios me ampara...''
''-Mi futuro está contigo. Traiga lo que traiga ese futuro.
Slayde gimió y le acercó la cabeza para que se tocaran sus frentes.
-Deseo eso con tanta desesperación que me aterra. Porque no tengo derecho. No tengo derecho a sentir lo que siento, a desear lo que deseo. Pero, Dios mío, cuánto te necesito, yo, que jamás he necesitado a nadie en mi vida. Necesito que llenes mi vida, que me llenes a mí, todo lo que no sabía que tenía vacío.- Tragó saliva-. Cuando perdí los estribos hace un momento, se debió a que estaba frenético, desesperado por fundirme contigo en uno, fundir todo tu ser con todo mi ser.''
''Él sintió que se estaba desmoronando su resolución. ¿O tal vez ya se había desmoronado, en el momento en que la sacó de ese saco, la abrazó mientras lloraba, desnudó todas sus cicatrices para que ella las viera? Courtney era un verdadero milagro, un milagro que se merecía una vida de libertad y seguridad, no de miedo y aislamiento. Condenación, ¿por qué no podía ofrecerle eso?''
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