
''Una única vela iluminaba la estancia, su llama chisporroteaba enviando destellos de luz que se colaban entre las cortinas del dosel y proyectaban tenues sombras sobre la dormida belleza que dormía en la cama. Cuando sus ojos se posaron en ella, Ranulf contuvo la respiración. Envuelta en la pálida luz dorada, parecía demasiado bella para ser real.''
''A menudo se sorprendía a sí mismo recordando a la molesta y desafiante dama noble que había sido una vez su prometida. Ninguna campesina, por muy hermosa que fuera, podía compararse con Ariane.''
''La conversación continuaba a su alrededor mientras él permanecía callado, vívidamente consciente de la bella mujer, fría y regia, que se sentaba a su lado y de su doloroso deseo de poseerla. Quería que la interminable cena acabara para tenerla para él solo y estrecharla entre sus brazos.''
''-No, Ranuf... no es lo que pensáis...
-¿No?- repitió riéndose roncamente.
Un dolor salvaje lo atravesó de repente. No quería oír sus mentiras, no deseaba pensar, ni ser razonable, no quería sentir la terrible amargura con la que la traición de Ariane le atravesaba el corazón.''
''Jamás había sentido tal quietud, pero tendido allí, envuelto en la luz del atardecer con aquella mujer en sus brazos, casi podía olvidar su pasado cruel, casi podía creer que su futuro albergaba algo más que la dura realidad.
Suavemente, con una especie de veneración, Ranulf apartó un mechón empapado de sudor del rostro de Ariane y le besó la sien, y, al oírla suspirar dulcemente, sintió que se le atenazaba el pecho.
La ternura era lo que más lo sorprendía. Ariane le provocaba un deseo irrefrenable de llenarla de ternura: ésta lo recorría, dulce, ardiente, desconocida; la ternura desataba algo en su interior, derretía el hielo que había cubierto su corazón durante tanto tiempo. La había consolado, había enjugado sus lágrimas con pasión, pero la respuesta apasionada de Ariane lo había afectado de un modo que no comprendía en absoluto.
La estrechó aún más cerca, acariciándole la espalda con suavidad indolente. ¿Qué era lo que tenía esa mujer para sacudir así sus entrañas, para provocarle ese deseo de abrazarla, para despertar en él ese anhelo desconocido, esa fascinación por el porvenir, esa esperanza de mirada hacia el futuro? ¿Qué era lo que le producía ese deseo intenso de para el tiempo y permanecer envuelto para siempre en la tranquilizadora paz que lo rodeaba? Ranulf exhaló un suspiro profundo. Tal vez estaba soñando con imposibles, entreteniendo fantasías irreales, pero por el momento quería creer que la paz de ahora podía durar.''
''La paz persistía a medida a medida que se acercaba el ocaso: él la estrechaba en sus brazos, sus cuerpos permanecían entrelazados, se resistían a romper la magia que los envolvía.
-Desearía que pudiéramos quedarnos así para siempre- murmuró ella en un suspiro, poniendo palabras a los pensamientos del propio Ranulf.
No quería que nada destruyera la languidez que la invadía, la protección de aquel sopor cálido. Acurrucada así en sus fuertes brazos, sintiendo como éstos la rodeaban y su calor le recorría la espalda, casi podía olvidar que eran enemigos, que él era su vengativo señor y ella su prisionera.''
''-¡La culpa no es vuestra!- repitió Ariane con la voz contenida por el llanto.
Ranulf pudo sentir el roce tierno de sus labios en la espalda, la humedad del suave torrente que manaba de los ojos de ella. ``Lágrimas´´. No podía respirar: Ariane estaba llorando... llorando por él.
Ranulf se volvió hacia ella.
-Ariane...- murmuró desvelando por un instante el anhelo que desbordaba su alma- os necesito...''
''Respondió con una casi imperceptible inclinación de cabeza cuando ella le deseó un buen viaje, dudando de si realmente era sincera.
Pero, en el último momento, volvió sobre sus pasos, incapaz de marcharse sin saborear la dulzura de sus labios una vez más, sin un beso que le diera fuerzas en el camino. Ariane vio el deseo en sus ojos color ámbar mientras la estrechaba entre sus brazos, sintió la imperiosa necesidad que recorría el cuerpo del guerrero y sus ardientes labios, y cuando se separó de ella, la máscara de frialdad se había instalado sobre sus facciones de nuevo. No tuvo ni una palabra amable, ni tan siquiera un adiós.''
''Ranulf le clavó la mirada, deseoso de negar sus acusaciones. Ella se confundía en una cosa: él quería algo más que el cuerpo de Ariane, la quería a ella, toda ella, quería ligarla a él irrevocablemente y quería creerla, anhelaba desesperadamente confiar en ella, convencerse de que no lo traicionaría. Deseaba desnudar su corazón, librarse del miedo que lo atenazaba, quería amarla, pero incapaz de pronunciar las palabras.''
''Ranulf sacudió la cabeza con gesto amargo, tratando de negar las emociones que atormentaban su alma. Debería alegrarse de que Ariane lo hubuera rechazado: hacía semanas, años, que trataba de encontrar la manera de eludir el matrimonio, así que ¿por qué sentía ahora este dolor en las entrañas y en el pecho?, ¿por qué sentía ese miedo implacable? Era miedo, no a comprometerse con ella, sino a perderla.''
''Había estado tan cegado por los prejuicios, su visión tan sesgada por sus amargas experiencias, que se había negado a ver, se había negado tozudamente a admitir, incluso a sí mismo, que estaba perdiendo su corazón y entregándoselo a Ariane. Había descubierto, no sin dolor, que no podía proteger su corazón como quien se pone un lorigón de malla, y ahora estaba maniatado por cadenas de seda.''
''¡Dios! Confiaba, rezaba para que Roma no le concediera la anulidad; de ser así, no tendría ningún derecho legal sobre Ariane. ¿Sería capaz de dejarla? La pregunta era absurda. No podía enfrentarse al vacío sombrío de la vida sin ella, no podía, no quería dejarla marchar, pero el precio que tenía que pagar para que lo aceptara era su corazón.''
''Abrió los ojos al día gris y se quedó mirando las suaves colinas, saboreando las palabras en sus labios: ``La amo´´. Lo sentía con una rotundidad que reverberaba en su mente, en su cuerpo, incluso en su alma.''
''Amaba a Ariane, la necesidad de una manera pura y poderosa, igual que necesitaba el aire. Si conseguía que fuese suya, sólo pediría a la vida que le permitiera protegerla del mundo, de la tristeza y el dolor. No deseaba nada más. Pero, sabiendo la clase de mujer que era, ella no aceptaría su protección mansamente, sino que permanecería en pie a su lado, luchando junto a él como su igual, su alma gemela.''
''El corazón le latía lenta y dolorosamente mientras trataba de interpretar las palabras escritas en latín que aparecían ante sus nublados ojos. No cabía duda: sus peores temores se confirmaban. Hundió los hombros y dejó caer la cabeza. Habían decidido por él.
-Han concedido la nulidad- murmuró.
-Entonces... os habéis librado de mí- dijo ella en tono apagado después de un rato.
-No, os equivocáis, Ariane- su voz estaba teñida por el desaliento-. Nunca podré librarme de vos.''
''-Confío en vos, Ariane... tanto como puedo confiar en otro ser humano.
Ella comprendía el riesgo que corría Ranulf al pronunciar esas palabras.
-¿Y en cuanto al amor?
Él giró la cabeza y la miró sin volverse, pero obligándose a mirarla a los ojos.
-Mi amor os pertenece, hasta donde soy capaz de ofrecerlo. Si lo que siento puede llamarse amor, entonce, sí, os amo.''
''En algún rincón recóndito de su alma siempre lo había sabido: estaba hecha para él, era su alma gemela, le pertenecía igual que él le pertenecía a ella.''
''Ranulf cerró los ojos, asustado por la profundidad del amor que sentía por esa mujer: daría la vida por ella sin remordimientos ni escrúpulos, renunciaría a todas sus posesiones por ella; la verdad era que haría cualquier cosa que le pidiera. Y ella le correspondería entregándole su corazón, enseñándolo a amar, mostrándole lo que significaba la ternura.''
''-Nunca creí que sentiría algo como esto.
-¿Como qué, mi señor?
Ranulf le tomó una mano y la apoyó sobre su pecho, directamente sobre el corazón.
-Sentir que moriría si me dejaras. Eres tú quien enciende mi pasión, tú quien gobierna mi corazón. Te necesito como necesito el aire, la luz del sol y el fuego en invierno.''
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